Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
En algunos sectores sigue dominando y, al parecer, en el poder mismo, la idea de que, con sólo negar los problemas o las amenazas, éstos tienden a desaparecer. Y sólo quedan entonces los enemigos malos, ahora calificados de “carroñeros” desde la mera cumbre.
Dentro de este grupo, la Presidenta agregó al respetado colega Raymundo Riva Palacio, acusado de rijoso buscapleitos. La colección de enemigos malos crece y se diversifica, ahora que las cohortes de Morena incurrieron en un litigio mayor al proteger a un truhan y dejar a muchas de sus propias militantes en la orfandad política e ideológica, cuando la feligresía en San Lázaro se quedó sin habla y argumentos, por lo que se remitió a gritar “no estás solo”, reduciendo el infame episodio a una mascarada de cómicos desafortunados y peores primas donnas.
Mala semana, ésta que se prometía como prólogo a las conversaciones de la Presidenta con el golpeador de Washington; perjudicial para un sistema político que no encuentra ni eje ni objetivos y está cerca de aquella mítica calificación de “democracia sin adjetivos” que tan famoso volvió a su autor, Enrique Krauze.
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