lunes, 19 de marzo de 2012

NOS IMPACTA EL PROTECCIONISMO QUE SE EXPANDE EN EL MUNDO

Se complica más la cosa porque Brasil no es el único que se está tornando en esas prácticas. Ocurre también con Rusia, China y otros países del mundo.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
​Igual que ocurrió durante la depresión mundial, en la tercera década del siglo pasado, los países están recurriendo cada vez más al proteccionismo y a medidas diversas para fortalecer su mercado interno, con el fin de proteger sus empresas y sus empleos en un mundo que apunta a tendencias recesivas por lo menos durante las próximas décadas.
México ha seguido siendo activo negociador de acuerdos de libre comercio, conducente con la apuesta de su Ejecutivo de que dominarán las prácticas liberales y neoliberales en las políticas internas de los países y en el comercio internacional en el mediano y largo plazos.
En ese contexto, la semana pasada fuimos castigados por un golpe que nos propinó Brasil, otrora buen aliado país en batallas comunes. Y nos pegó en un sector de suma importancia, por el empleo que propicia y las divisas que genera con la exportación de autos y autopartes.
Se complica más la cosa porque Brasil no es el único que se está tornando proteccionista. Ocurre también con Rusia, China y otros países.
Estados Unidos, por ejemplo, está en el dilema de tomar más medidas no ortodoxas para atacar su problemática económica; ahora que su sistema político no ha respondido con la agilidad que lo había hecho en el pasado.
Y en Europa es igual, con su crisis que se ha tornado más grave por los países que se encuentran al borde del precipicio.
Están considerando una serie de medidas de este calado; entre ellas, un impuesto a las transacciones financieras, que le pegaría al Reino Unido, el vecino más dedicado a esas actividades, y a Estados Unidos.
Luego, también, ese esquema de pensamiento está ganando terreno más allá de Europa y del bloque BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
Japón, por ejemplo, está en la misma tesitura, al no poder resolver su recesión de décadas.
El ortodoxo Consenso de Washington está encontrando rechazos en varios países. La tentación de aplicar políticas públicas no ortodoxas es fuerte, y algunas de ellas pueden ser demasiado atractivas y recomendables como para rechazarlas.
En política interna, por ejemplo, existe un inmenso atractivo por promover una mayor participación de los gobiernos en materia económica.
Algunas son muy recomendables, pero otras, que causarían daños a terceros países, pueden ser inconvenientes.
Por ejemplo: recurrir a devaluaciones competitivas, a cuotas al comercio exterior, como ahora hace Brasil con los autos producidos en México, y los vinos provenientes de Chile, violarían las reglas más sagradas de la convivencia económica establecida en el mundo occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
La crisis que no se quiere ir, y amenaza con crecer, puede requerir de México respuestas que nos protejan mejor que las reglas que han dominado en el mundo durante mucho tiempo, periodo en el que hemos sido un país muy bien portado.
¿Seguiremos igual?
*Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas

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