lunes, 19 de marzo de 2012

AVENTURAS DEL CRECIMIENTO

León Bendesky / La Jornada
Se dice en algunos corredores financieros que la economía mexicana podría ser la número siete del mundo por su tamaño tan pronto como en 2020. Hoy, según los datos del FMI, ocupa el lugar 13 y según la CIA el 12. En ambos casos apenas por encima de Corea del Sur.
Jim O’Neill, el economista en jefe del influyente y famoso banco Goldman Sachs, predijo hace unos días en un foro en Londres que la economía de México será una estrella en el grupo que denominó "economías orientadas al crecimiento". Así que según el analista superará al final de la década a Rusia (lugar 11) e India (9) en su contribución al producto mundial, llegando a 7.8 por ciento del total; ahora tiene 2.2 por ciento. Así que la diferencia es notable y sobre todo para cubrirla en tan poco tiempo.
El mismo O’Neill acuñó en 2003 el término BRIC para denominar el grupo de cuatro países: Brasil, Rusia, India y China que, especulaba entonces, para 2050 serían más ricas que las actuales potencia económicas. O’Neill piensa en grande, como los negocios en los que se especializa el banco para el que trabaja. Ahora, sin embargo, la situación de los BRIC no aparece tan dorada.
Brasil es una economía dinámica que crece y tiene un lugar relevante en el comercio mundial de materias primas y, también, de productos industriales. Ha sido protagónico en los debates económicos internacionales y aparece como un líder regional. Pero las tendencias, como las anunciadas por O’Neill en un plazo tan largo como es medio siglo, tienen invariablemente modificaciones en el corto plazo como las que enfrenta hoy ese país en su gestión macroeconómica y la adaptación a los cambios en la demanda global.
En 2050 nadie sabe qué va a pasar. La situación económica y política de Rusia es bastante complicada y los conflictos no van a disminuir rápidamente, la salvan el petróleo y el gas. De India, es notorio que en los meses recientes se habla muy poco, luego de que fuera una verdadera joya por su expansión productiva y hasta tecnológica.
China es un dínamo productivo, crece a tasas muy elevadas y demanda una barbaridad de materias primas y energéticos. El crecimiento ha menguado un poco y la rápida transformación que ha registrado en los años recientes ha provocado fuertes tensiones sociales y políticas cada vez más visibles y que requieren de ajustes significativos. A pesar de que el ingreso por habitante se ha duplicado desde el año 2000, es todavía menor al de Perú o Sudáfrica. Los rendimientos de la expansión del PIB son decrecientes.
Para acomodar la visión del mundo según Goldman Sachs se llama la atención sobre las economías que se orientan a crecer. Y a México, que había sido excluido de los BRIC, se le da en este nuevo grupo un papel destacado como líder. ¡Así sea!
Las visiones convencionales del funcionamiento de esta economía señalan la solvencia financiera, los beneficios generados por la gestión fiscal y monetaria y destacan que en el marco de bajo crecimiento generalizado, lo que ocurre aquí es apreciable. El entorno interno se advierte positivo aunque en el exterior priva la incertidumbre. En las perspectivas de expansión de este año y los siguientes sigue siendo clave la recuperación de la economía de Estados Unidos.
El sector manufacturero, que da cuenta de casi 18 por ciento del PIB, es central en la expansión del producto por la vía de su contribución en las exportaciones (cuatro quintas partes del total). Dos subsectores, el automotriz y el de maquinaria y equipo son los que tienen más participación y los que crecen a tasas más elevadas del orden de 17 y 11 por ciento respectivamente, muy por encima del resto de las actividades manufactureras.
El sector de los servicios contribuye con 62 por ciento del PIB total y en este caso el comercio es el rubro que jala la actividad, como se advierte por el crecimiento de las ventas al mayoreo y menudeo.
Un aspecto destacable del desempeño económico es lo apocado del gasto en inversión (en construcción y maquinaria y equipo nacional e importado), cuyos niveles en el mejor de los casos apenas han regresado al nivel anterior a la crisis de 2008 y que aun entonces no eran suficientes para sostener una expansión productiva de largo plazo.
La relación entre lo que ocurre en el mercado interno, tanto en términos productivos como en el financiamiento, y el comportamiento del sector exportador es una dicotomía que requiere de un análisis más fino del que usualmente se ofrece desde las posturas oficiales y las del sector privado. La funcionalidad de la actividad económica como sustento de las previsiones de O’Neill no es clara, para decir lo menos.
No debe perderse de vista que el crecimiento que se registra en Estados Unidos está asociado con la falta de creación de empleos, lo mismo ocurre en México, donde el déficit de empleos en el sector formal es enorme. Este es un asunto relevante, aunque para muchos parece que el que la gente esté ocupada en lo que sea, como ocurre con la creciente informalidad, es bastante. Para un banco como Goldman Sachs esto también puede ser suficiente ya sea que los países sean BRIC o estén orientados al crecimiento.

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