Los ingresos por exportaciones de automóviles, que lideran la lista de ventas externas de productos industriales del país, fueron casi equivalentes a las salidas de divisas por las importaciones de gasolina, disparadas a niveles récord en México.
Las importaciones mexicanas de gasolina sumaron 18,021 millones de dólares en el 2011, un alza interanual de 50.3%, afianzándose como el producto más dependiente de los mercados externos, considerando además la creciente demanda local y el escaso avance de una nueva refinería, anunciada desde el 2009.
Esta tendencia contrasta con las exportaciones de automóviles tipo turismo, las cuales se mantuvieron como el primer producto manufacturero de exportación, al alcanzar 18,944 millones de dólares el año pasado, aunque con un aumento de sólo 5.3%, a tasa anual.
La dependencia de las importaciones de gasolina desentonó además en la balanza comercial, porque las exportaciones mexicanas de petróleo se catapultaron hasta 49,250 millones de dólares, 37.5% más que en el 2010.
Y aún así, Pemex informó que en todo el 2011 acumuló una pérdida neta de 91,500 millones de pesos, afectada por la depreciación del peso y por su carga tributaria, que representó 58% de sus ingresos totales. En el saldo negativo influyeron además las importaciones de gasolina.
“Los costos de venta y gastos generales se incrementaron en total por 19.5%, lo cual se explica principalmente por un incremento en el monto de compra para reventa, dado que el precio de la gasolina que importamos se incrementó”, dijo Ignacio Quesada, director corporativo de Finanzas de la paraestatal.
El aumento en el costo de compra para reventa de gasolina en México fue de 41.5%, de acuerdo con los resultados financieros de la paraestatal al cuarto trimestre del 2011.
CRECE IMPORTACIÓN Y BAJA LA PRODUCCIÓN
También una menor producción de gasolinas en México contribuyó a la subida de las importaciones de ese combustible, puesto que Pemex colocó en el mercado mexicano 400,900 barriles diarios en el 2011, una reducción de 5.6% frente al año previo.
Los desafíos se presentan mientras la nueva refinería de Tula ha sufrido retrasos en su programa original. Aproximadamente, una obra como ésa tarda siete años en construirse y permite producir unos 350,000 barriles diarios, equivalente a la demanda agregada en el mismo periodo.
“La demanda está creciendo muy por encima de la oferta de gasolina que puede ofrecer el país”, dijo Jorge Islas, investigador de la UNAM.
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