sábado, 24 de octubre de 2009

RESCATE INMOBILIARIO NO RESUELVE CRISIS EN EU

Al menos 7 millones de personas tienen su hogares bajo amenaza de embargo en EU y sólo 500 mil han podido acceder al programa de refinanciación, que permite reducir los pagos hipotecarios a un 31% del ingreso del propietario de una casa.
A semanas de asumir su cargo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, salió al rescate de los propietarios de casas resignados a la ruina financiera.
Obama, quien se encuentra lidiando con la peor crisis inmobiliaria en Estados Unidos desde la Gran Depresión, prometió ayudar a 9 millones de familias a conservar sus casas mediante la refinanciación de sus hipotecas.
Ocho meses más tarde, el plan está plagado de retrasos, trámites burocráticos y, según dicen algunos críticos, por una renuencia de los bancos a hacer lo que les corresponde.
Sólo se han refinanciado los préstamos y reducido los pagos mensuales de 17 por ciento de los prestamistas calificados.
Casi ninguno ha recibido una reducción en la cantidad adeudada sobre casas que ahora valen menos.
Eso significa que muchos candidatos exitosos se queden con préstamos que aún no puedan costear a largo plazo. De modo que, en lugar de resolver la crisis inmobiliaria que empujó a la economía estadunidense a la recesión, Estados Unidos podría estar prolongándola y atrofiando la recuperación global en el proceso.
"Cada una de las políticas que hemos visto sólo ha pateado el problema (para) más adelante", dijo Laurie Goodman, una veterana analista de la correduría Amherst Securities Group LP, especialista en títulos respaldados por hipotecas residenciales.
"Pero no hay solución fácil para los problemas", dijo Goodman.
Para propietarios como Jeff Latta, no hubo ayuda en absoluto.
Latta, un jubilado de 53 años, paga mil 600 dólares al mes de cuota mensual que se come un 93 por ciento de su jubilación, lo que le dificulta cubrir la pensión alimenticia de sus hijos.
Para ayudar a pagar su hipoteca, Latta ha recortado gastos saliendo de caza en busca de comida en las colinas boscosas alrededor de Albany al sur de Ohio, y cultivando sus propios vegetales. Ha recurrido a vender calabazas y leña para ganar dinero.
En marzo, Latta se enteró del Programa de Refinanciación Costeable (HAMP por sus siglas en inglés) de Obama, que permite reducir los pagos hipotecarios a un 31 por ciento del ingreso del propietario de una casa.
El plan fue lanzado como un puntal central de los esfuerzos de Washington por contener las ejecuciones.
Latta solicitó el refinanciamiento de su préstamo pero fue denegado. Su banco indicó que sus ingresos por la venta de calabazas y leña —un total de 906 dólares en el 2008— eran demasiado elevados.
"Francamente, estoy decepcionado. Pensé que calificaría por estar en alto riesgo de mora", indicó Latta.
El defensor de la prevención de las ejecuciones Bryce Burton de la Agencia Housing Financie de Ohio sostuvo que el banco de Latta calculó mal sus ingresos.
"Jeff es un claro ejemplo de alguien que hace todo lo debe hacer para conservar su casa", aseveró Burton.
Agencias sin fines de lucro dicen que el HAMP ayuda a combatir las ejecuciones, pero que el éxito varía de prestamista a prestamista.
Las compañías de servicios hipotecarios, que se ocupan de préstamos pero que no los poseen, se quejan de que la excesiva burocracia entorpece el proceso.
Caída valores inmobiliarios
Que los bancos prestaron dinero de forma irresponsable en el auge inmobiliario de Estados Unidos es irrefutable. Tal como lo dice el agente de San Diego Steve Rodgers: "Si estabas apenas con vida, podías acceder a una hipoteca".
Pero quienes tomaron préstamos también están siendo culpados por usar sus casas como máquinas para recaudar dinero y consumir en base al crédito. La burbuja estalló a comienzos del 2007 y Estados Unidos entró en recesión a fines del año pasado.
Del pick del mercado en el 2005 al segundo trimestre del 2009, el patrimonio inmobiliario en Estados Unidos cayó un 37 por ciento, o 4.7 billones de dólares, según la Reserva Federal. Para poner esto en contexto, la producción económica de China ascendió a 4.3 billones de dólares en el 2008.
Recientemente ha habido signos de que el mercado inmobiliario podría estar tocando fondo. Pero el aumento del desempleo y del "inventario oculto"-casas que los bancos todavía no han ejecutado- elevan las posibilidades de nuevas caídas de precios.
Entre julio del 2007 y agosto de 2009 hubo más de 7 millones de solicitudes de ejecuciones, según RealtyTrac, de un total de 111 millones de hogares en Estados Unidos.
Para contener la marea Obama lanzó HAMP, un plan de 75 mil millones de dólares que ofrece incentivos en efectivo a los prestamistas para que reduzcan los pagos a prestatarios en problemas.
La mayor parte del dinero proviene de los 700 mil millones de dólares del programa de rescate bancario que el Congreso aprobó el año pasado.
Pero compañías como Ocwen Financial Corp, que se encarga de hipotecas de riesgo, se quejan de haber quedado inundadas de prestatarios que simplemente no tienen posibilidades de calificar para el HAMP.
"Creo que existe una sensación pública (de que) todo el mundo calificará para este programa", dijo el presidente de la firma Ron Faris, en las oficinas centrales de Ocwen en West Palm Beach, Florida.
"Lo que probablemente estamos encontrando en este momento es que, menos de un prestatario cada tres reúne las condiciones según las directrices del Gobierno", explicó.
Margery Rotundo, vicepresidente de Ocwen, se mostró preocupada por las consecuencias de que la mayoría de los postulantes a HAMP sean rechazados por las compañías de revisión, diciendo que esto podría generar "una oleada de ejecuciones".
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos dijo el 8 de octubre que bajo HAMP más de 500 mil personas habían sido beneficiadas con la reducción de sus pagos, poco menos del 17 por ciento de aquellos considerados aptos, antes de la fecha límite del 1 de noviembre para alcanzar a ese número.
Sin embargo, los funcionarios del Tesoro admiten que aunque HAM tenga éxito, existen probabilidades de que haya millones de ejecuciones más.
Fuente: La Jornada

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