sábado, 3 de octubre de 2009

74 PESOS DE IMPUESTOS

Guillermo Knochenhauer
Diversos grupos de empresarios, centros de investigación, varios medios de comunicación y los partidos de oposición coinciden: de ser aprobada la estrategia de ingresos y gasto que propone el gobierno para 2010, la recesión se profundizaría.
El hecho de que el proyecto fiscal del gobierno no sea contra cíclico, como recomiendan los organismos internacionales y es la política de la mayoría de los países, obliga a preguntar: ¿es por ignorancia y dogmatismo de quienes gobiernan? o ¿es por debilidad que el gobierno se siente obligado a proteger intereses no tan ocultos?
Ésta última pregunta hace recordar que el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, reconoció ante la Cámara de Diputados dos cosas: que en el proyecto de ingresos 2010 no se incluyen 465 mil millones de pesos, porque los regímenes fiscales especiales permiten que las grandes empresas dejen de tributar tan enormes cantidades.
Lo segundo que reconoció el secretario es que modificar esa situación “exige determinaciones difíciles” que por lo visto, el gobierno no tiene la voluntad o la fuerza política para tomar. En su falta de valor político, el gobierno pretende equilibrar las finanzas públicas haciendo que la clase media pague sus impuestos… y también los que debían pagar otros.
Con esos regímenes fiscales especiales se está protegiendo a las 50 mayores empresas del país, cada una de las cuales pagó, en promedio anual, 74 pesos por ISR y 67 pesos por IVA entre el 2000 y el 2005 según reveló la Auditoría Superior de la Federación. Los intereses de esos consorcios se han puesto por encima de los de la nación ante la impotencia del gobierno y del Congreso para hacer que cumplan sus obligaciones fiscales.
Pero además, para explicar la catástrofe fiscal de la que hoy se habla, hay que tomar en cuenta que los gobiernos de Fox y de Calderón han derrochado los ingresos petroleros en dos cosas: en ocultar la falta de tributaciones de evasores y exentos, y en elevar el gasto corriente del gobierno de 714 mil millones que fue en el año 2000, a un billón 840 mil millones en 2009.
El declive de los ingresos petroleros es la causa del shock fiscal que el gobierno quiere cubrir con más impuestos a los causantes cautivos, fundamentalmente de las cases medias, en vez de aprovechar el faltante de esos ingresos para hacer una reforma hacendaria en serio, que obligue a todos a pagar –a quienes están en la economía informal, a los grandes evasores y a los sectores exentos.
Los partidos en el Congreso tendrían que hacer una revisión minuciosa del paquete económico del Presidente, con un doble propósito: hacer del gasto un instrumento contra cíclico y construir opciones, que según el gobierno no existen, para cubrir el faltante de ingresos públicos.
Las naciones que estarán fuera de la recesión global en 2010 son las que han seguido políticas contra cíclicas para estimular la demanda de manera que ésta reanime las inversiones en innovación, productividad y competitividad. Se trata de invertir recursos públicos en rubros que generen empleo y demanda estimulante de otras actividades productivas.
El gobierno mexicano va contra la corriente mundial (igual que España, a la que tampoco le va bien) y presenta un paquete económico que en materia del gasto plantea lo mismo que se diseñó en 2008 para 2009, antes de la crisis: elevar el componente social y de seguridad, y recortar el de inversión. Lo diferente en 2010 es el aumento de impuestos a los mismos causantes, o sea que ni siquiera cambia la política de ingresos y menos lo hace la que determina el destino del gasto.
El cambio de política de ingresos que se necesita es que nadie quede exento de las obligaciones fiscales que correspondan a sus ingresos, pero como el gobierno no va por lo necesario sino por su idea de lo que es posible, es probable que se acuerde elevar el déficit fiscal, esto es, el gasto financiado con deuda.
La propuesta de elevar el déficit (desde el insignificante 0.5% del PIB que propone el gobierno, sin considerar a Pemex) probablemente vendrá del PRI y al aprobarse le traerá simpatías porque vendría acompañada de un alza menor de impuestos a la que se propone.
Las finanzas públicas tienen margen para un mayor endeudamiento sin causar problemas futuros. Si el gobierno y su partido dejan que el PRI plantee esa opción, será un error político atribuible a su dogmatismo en materia de disciplina fiscal.
knochenhauer@prodigy.neet.mx

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