viernes, 30 de octubre de 2009

MÉXICO, NO; BRASIL, SI

En los últimos años, 20 millones de brasileños han salido de la pobreza extrema
MOISÉS NAÍM
Hace apenas unos años México simbolizaba el éxito de América Latina, y Brasil, su fracaso. Hoy sucede lo contrario.
Las reformas políticas y económicas de México en los años noventa fueron ejemplares. De repente, el país se liberó de un hiper-nacionalismo que le impedía relacionarse sanamente con el mundo, sobre todo con su problemático vecino del norte. También se sacudió, sin violencia, un sistema político dominado durante siete décadas por un mismo partido. La firma del Tratado de Libre Comercio con EE UU y Canadá, su entrada a la OCDE -el club de países ricos-, su rápida recuperación del crash financiero de 1994, su posterior estabilidad económica, su potencial petrolero, su atractivo turístico, su gran tamaño (es la 11ª economía más grande del mundo) y su privilegiada situación geográfica hicieron de México la promesa de América Latina. En los foros mundiales, y en los titulares de prensa, el protagonista -y la esperanza- era México, no el otro gigante continental: Brasil. El sarcasmo mil veces repetido era que Brasil es el país del futuro... y lo seguiría siendo. Para siempre.
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