lunes, 14 de septiembre de 2009

A UN AÑO DE LA CAÍDA DE LEHMAN BROTHERS, LA REGULACIÓN SIGUE INCOMPLETA

La quiebra de dicha institución expuso los defectos del sistema de regulación y vigilancia bancaria, que sigue incompleto, a pesar del proyecto de reforma impulsado por el gobierno de Barack Obama.
La quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 expuso los defectos del sistema de regulación y de vigilancia bancaria estadunidense, que sigue incompleto un año más tarde, a pesar del proyecto de reforma impulsado por el gobierno de Barack Obama.
¿Ejemplo de la ceguera de los reguladores?
Una de las principales autoridades de control, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, juzgaba el 15 de julio de 2008 que el sistema bancario estadunidense estaba "bien capitalizado".
Desde esas palabras desafortunadas, quebraron, además de Lehman, más de 100 bancos estadunidenses.
Las grandes debilidades del sistema fueron identificadas: división de las tareas, la laxitud de las normas y de los reguladores encargados de hacerlas aplicar, política de remuneraciones que incitaba a una toma inconsiderada de riesgos y ausencia de control sobre sectores enteros de la actividad financiera.
Ambicioso, el plan de reforma de la regulación lanzado por Obama no racionaliza el sistema sino que busca "rellenar los hoyos", como dijo recientemente sobre la cadena CNBC el ex representante republicano Michael Oxley.
El gobierno propone la creación de un Consejo de Vigilancia de los Servicios Financieros, encargado de identificar los nuevos riesgos y de coordinar la acción de los reguladores.
También quiere colocar a todas las instituciones financieras (bancos, fondos de inversiones, compañías aseguradoras) cuya quiebra pondría en peligro el conjunto del sistema bajo órbita de un regulador único, en este caso la Fed, y endurecer las normas de fondos propios de todas estas sociedades.
Estas iniciativas fueron bien recibidas por los que no discuten la legitimidad de la Fed en estos temas, pero la racionalización del sistema quedó limitada.
"Tenemos una estructura de regulación insensata con seis reguladores diferentes para los bancos, y esto considerando todos los reguladores de los Estados como un solo órgano", señaló recientemente Douglas Elliott, especialista sobre regulación financiera de Brookings Institution.
La reforma conservará cinco, por más que se previó que no hubiera más que dos, agregó.
Sobre las primas que se pagan en los bancos, el gobierno cedió y optó por no inmiscuirse.
En cambio, su plan prevé someter al control de un regulador la casi totalidad de los participantes del mundo de las finanzas, particularmente los fondos especulativos y los operadores sobre los mercados de productos derivados, que escapaban a todo control.
Pero la reforma todavía debe pasar por el Congreso y la historia enseña que la regulación financiera siempre está atrasada ante las innovaciones.
Los responsables del gobierno reiteraron que había que aprovechar la crisis para asegurarse de que tal catástrofe no se repita.
Pero para el ex corredor de bolsa Henry Blodget, que perdió la casi totalidad de sus ahorros en la burbuja de Internet de principios de los años 2000, las lecciones serán rápidamente olvidadas.
"Vamos a crear (...) nuevos sistemas de regulación, poner a mucha gente en prisión, y hacer todo lo que hace falta para convencernos de que todo será diferente la próxima vez, y esto lo será mientras la opinión pública recuerde este desastre", escribió en diciembre en el rotativo mensual Atlantic.
"Pero tan pronto como este hundimiento quede en el pasado, nuestras prioridades cambiarán lentamente y comenzaremos a prepararnos para la próxima gran burbuja".
Fuente: La Jornada

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