martes, 29 de septiembre de 2009

"EL CAPITAL PARA LAS ECONOMÍAS CAERÁ EN UN 80%"

El capital destinado a las economías emergentes se desplomará más de un 80% en 2009. De un billón de dólares en 2007 a sólo 165.000 millones de dólares. Las economías de los países asiáticos y latinoamericanos, que hasta ahora habían registrado un crecimiento sostenido, tendrán que apañárselas con una sexta parte del dinero que recibían hasta hace tres años. Es una caída espectacular. "Inédita", comenta Danny Leipziger, vicepresidente para la Reducción de la Pobreza y Política Económica del Banco Mundial (BM). "La crisis es más evidente en los mercados de los países avanzados, pero todos sufrirán sus consecuencias. Es el peor escenario desde la Segunda Guerra Mundial".
No hay alarmismo en su frase. Lo que asoma es preocupación. La "política macroeconómica responsable" que, a decir de Leipziger, habían practicado las economías latinoamericanas en la última década no les salva de pagar los platos rotos de la recesión.
El vicepresidente del BM espera que los participantes en la cumbre del G-20 en Londres demuestren "preocupación" por los países ausentes de la reunión. "Debe existir una especial atención hacia las economías que sufrirán por una crisis de la que no son culpables", añade.
La mayor crisis en 60 años no deja inmunes a los países latinoamericanos. Las economías de la región dependen principalmente de sus importaciones y de las remesas. Frente a la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), de que la recesión mundial será de entre un 0,5% y un 1%, el BM pronostica hasta un 2%. "La desconfianza en el sector bancario y la falta de flujo de capital afectará al consumo que estimulaba a las economías de la región", añade. Por otra parte, la construcción y la hostelería, dos de los sectores más golpeados por la crisis en los países avanzados, son también los que empleaban a un gran número de inmigrantes, que ahora se enfrentarán al paro. América Latina es la región del mundo que más depende del envío de remesas.
Leipziger advierte de una "migración en reversa". En países como Camboya y Bangladesh, la pérdida de empleo en las ciudades ha causado que los trabajadores vuelvan al campo. No descarta que el fenómeno se repita en Latinoamérica. La impredecible naturaleza de la crisis, sin embargo, no garantiza una estabilidad laboral en ningún frente, explica.
Leipziger comenta que es urgente una coordinación entre las entidades financieras y la implementación oportuna de paquetes de estímulo lo suficientemente grandes para atender a las economías más desprotegidas, como son las latinoamericanas. "Es necesaria una reforma integral en las normas; soy escéptico en cuanto a que los países del G-20 consigan llegar en Londres a una sola política regulatoria, pero se puede avanzar en algunos acuerdos, como la coordinación de las medidas de rescate y las políticas entre el Fondo Monetario Internacional y el Foro de Estabilidad Financiera", explica.
El tiempo es vital, añade, pues las economías latinoamericanas, a diferencia de los países avanzados, registran altos niveles de desigualdad. El crecimiento de la pobreza, que había sido controlado en los últimos años, puede registrar un peligroso aumento en 2009. El vicepresidente del BM comenta que la solución posible, aumentar los programas sociales de ayuda y cooperación, tiene un doble filo. "Las economías latinoamericanas tendrán que aumentar su déficit fiscal para proteger a los más pobres", explica. La falta de confianza del sistema bancario dificulta esta acción. "Los bancos no tienen ahora la voluntad para proveer los créditos", afirma.
El escenario se antoja sombrío. "Es optimista pensar que los paquetes de estímulo produzcan un resultado palpable este año", comenta Leipziger, "existen proyecciones que apuntan para una recuperación en 2010, pero la verdad es que nadie sabe hasta cuándo durará la recesión".
Fuente: El País

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