viernes, 28 de agosto de 2009

LA SEQUÍA

Guillermo Knochenhauer
La información disponible acerca de la sequía que asola a varios países, México entre ellos, no es portadora de buenas noticias. Significa menor producción de alimentos, especulación con sus precios y mayor pobreza rural. Lo que está pasando con el clima no había sucedido antes; por eso es difícil confiar en los pronósticos tradicionales. Sin embargo, hay que tomar en serio los vaticinios de que la sequía podría repetirse en el 2010 para perjuicio urbano y sobre todo, de la producción alimentaria y de los campesinos.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, México tuvo en julio la menor cantidad de lluvia de los últimos 60 años. Pero no sólo ha llovido poco, sino de manera extraña: en algunas zonas áridas como Chihuahua, las presas están a reventar mientras que en Jalisco, Michoacán y otros estados, donde deberían tener suficiente agua, hay presas completamente vacías.
Felipe Arreguín, Subdirector Técnico de la Comisión Nacional del Agua, informa que para estas fechas las presas del país debían estar al 70 por ciento de su capacidad, pero apenas llegan al 32.4 por ciento, en promedio. La época de huracanes de agosto y septiembre, aunque fuera normal, que no lo será según los pronósticos, no repondría la reserva de agua necesaria para sortear la época de estiaje.
Valentina Davydova Belitskaya, gerente de Redes de Observación del Servicio Meteorológico Nacional, sostiene que la escasez de lluvia se mantendrá hasta fin de año y que sus consecuencias se resentirán durante 2010. Las ciudades tendrán que aprender a ahorrar agua, también la agricultura de riego, pero la de temporal no tiene opciones.
Expertos en el cambio climático, como el doctor Antonio Sarmiento, investigador del instituto de matemáticas de la UNAM, sostienen que la causa primordial de esta sequía es el calentamiento global y que el fenómeno meteorológico de El Niño, que eleva la temperatura del Océano Pacífico alejando con ello las lluvias en casi todo el planeta, sólo vino a agravarla.
En efecto, la sequía que le hizo perder a Argentina el 37 por ciento de su producción de granos, a Irán, Iraq y Arabia el 30 por ciento y a Brasil el 14 por ciento, por citar sólo los casos más graves, se presentó este año antes de que se reconociera la presencia de El Niño en julio pasado. El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas calcula que en México se perderán 3.5 millones de toneladas de maíz, casi el 18 por ciento de la cosecha de 19 millones que se levantaría en condiciones normales.
Habrá pérdida total de siembras y, principalmente, disminución de rendimientos que pueden llegar a 30 a 40 por ciento en temporal y 20 por ciento en riego. Paradójicamente, les irá menos mal a los campesinos que pierdan totalmente sus siembras, porque recibirán entre 900 y mil pesos de un seguro contratado por la SAGARPA, en convenio con los gobiernos de los estados. Los campesinos que levanten cosechas menores por pérdida de rendimientos, no tienen seguro. Si el gobierno no hace algo para evitarlo, la pobreza rural se hará aún más penosa, profunda y extensa.
Por lo que hace a los precios de importación de los granos básicos, hay que prever su posible elevación en algún momento del 2010. Estados Unidos, el granero del mundo, ha tenido hasta ahora óptimas condiciones de siembra y espera levantar magníficas cosechas este 2009. Sin embargo, los pronósticos señalan la posibilidad de que los efectos de El Niño alcancen su territorio el año próximo.
Tendríamos entonces una situación de escasez mundial, encarecimiento y especulación con los granos. Recordemos las causas del alza de precios ocurrida durante 2007, hasta el 2 de julio de 2008, cuando los contratos de futuros de maíz amarillo alcanzaron el máximo de 299.59 dólares por tonelada (hoy valen menos de 130 dólares). La elevación la causó el dinero que huía del colapso de todas las bolsas de valores del mundo y fue atraído a las bolsas agropecuarias por la sospecha de que las dificultades climáticas que sufrieron Canadá y Australia en 2007 y 2008 llegaran a provocar escasez de maíz, trigo y sucedáneos. No se confirmaron esas sospechas y los precios se desplomaron a menos de la mitad de lo que eran hace 13 meses.
Sin embargo, no hay regulación internacional que impida que los alimentos vuelvan a ser objeto de especulación financiera, ahora animada por la sequía que muy probablemente se extenderá a más territorios durante el 2010.
knochenhauer@prodigy.net.mx

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