SERGIO SARMIENTO / REFORMA
JAQUE MATE
"Si das pescado a un hombre hambriento, lo nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, lo nutrirás toda su vida."
Lao-Tsé
Una información falsa ha servido para generar una reacción de solidaridad con los indígenas rarámuri de la sierra Tarahumara, quienes se encuentran sumidos en una situación de hambre generalizada.
Ramón Gardea, dirigente de una asociación llamada Frente Organizado de Campesinos Indígenas, apuntó en una entrevista de televisión que decenas de miembros de esta etnia indígena se habían suicidado por hambre o por incapacidad de alimentar a sus hijos. Nadie ha podido identificar ningún suicidio colectivo ni señalar quiénes son los rarámuris que se han quitado la vida por hambre. La Fiscalía estatal en la zona sur ha señalado solamente que ha habido 60 suicidios en 14 municipios, la mayoría en áreas rurales, por razones diversas, entre ellas amorosas. Pero el que no haya suicidios colectivos por hambre no significa que no haya una situación de urgencia en la Tarahumara.
Uno de los factores que ha incidido sobre la región ha sido la sequía. Si bien la Conagua ha señalado que la precipitación en la sierra Tarahumara no ha sido particularmente baja, al parecer la lluvia no cayó a tiempo para permitir siembras que estuvieran listas antes de las heladas de fin de año. El Dr. Víctor Quintana, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, señala que la cosecha de frijol en la zona de Los Llanos bajó de 130 mil a sólo 20 mil toneladas. Las cosechas de maíz son también muy escasas en comparación con las de años anteriores.
Los rarámuri viven desde hace mucho tiempo en pobreza extrema, pero la situación de hambre se ha acentuado como consecuencia de este problema con las cosechas. Las clínicas de la zona reportan cada vez más casos de desnutrición. Esto ha generado reacciones positivas de miembros de la sociedad y de los políticos que están recabando y enviando ayuda alimentaria a la Tarahumara.
Nadie puede objetar esta oleada de solidaridad. Pero la experiencia nos dice que ninguna comunidad ha podido salir de la pobreza a través de la caridad. Lo ideal sería que una vez que concluyera el trabajo de rescate urgente e indispensable, de manera que hubiera alimentos para quienes ahora no los tienen, la sociedad entera volviera la mirada al problema de pobreza endémica de esa sierra. El que la principal actividad económica de los rarámuri sea la agricultura de autoconsumo, y la población viva en comunidades diminutas y muy aisladas, son las dos principales razones de la pobreza extrema de la región.
El problema es que las soluciones de fondo, aquellas que realmente ayudarían a combatir esa pobreza extrema, son rechazadas por aquellas mismas buenas conciencias que sienten la obligación moral de ayudar a los rarámuri. Los grupos de apoyo a estas comunidades y los líderes políticos se han opuesto, por ejemplo, a la inversión en minería, a pesar de que la Tarahumara tiene una clara vocación en esta actividad. Ha habido resistencia también a la introducción de métodos modernos de cultivo, a una ampliación de las unidades productivas o a la inversión en actividades industriales.
Las comunidades rarámuri tienen, por supuesto, apego a su forma tradicional de vida, pero no podemos cerrar los ojos al hecho de que la agricultura de subsistencia en comunidades aisladas sólo hará que se perpetúen los problemas actuales. No es fácil cambiar las estructuras económicas de comunidades milenarias. Sin embargo, si se pretende mantener el sistema económico que ha tenido la región durante tanto tiempo, seguiremos obteniendo los resultados de siempre: pobreza extrema y hambrunas cada vez que se registre una sequía.
Mitt Romney, el más rico de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, sólo ha pagado un promedio de 15 por ciento anual de Impuesto sobre la Renta. En la Unión Americana, como en México, las reglas están hechas para que los ricos paguen menos impuestos que los demás.
JAQUE MATE
"Si das pescado a un hombre hambriento, lo nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, lo nutrirás toda su vida."
Lao-Tsé
Una información falsa ha servido para generar una reacción de solidaridad con los indígenas rarámuri de la sierra Tarahumara, quienes se encuentran sumidos en una situación de hambre generalizada.
Ramón Gardea, dirigente de una asociación llamada Frente Organizado de Campesinos Indígenas, apuntó en una entrevista de televisión que decenas de miembros de esta etnia indígena se habían suicidado por hambre o por incapacidad de alimentar a sus hijos. Nadie ha podido identificar ningún suicidio colectivo ni señalar quiénes son los rarámuris que se han quitado la vida por hambre. La Fiscalía estatal en la zona sur ha señalado solamente que ha habido 60 suicidios en 14 municipios, la mayoría en áreas rurales, por razones diversas, entre ellas amorosas. Pero el que no haya suicidios colectivos por hambre no significa que no haya una situación de urgencia en la Tarahumara.
Uno de los factores que ha incidido sobre la región ha sido la sequía. Si bien la Conagua ha señalado que la precipitación en la sierra Tarahumara no ha sido particularmente baja, al parecer la lluvia no cayó a tiempo para permitir siembras que estuvieran listas antes de las heladas de fin de año. El Dr. Víctor Quintana, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, señala que la cosecha de frijol en la zona de Los Llanos bajó de 130 mil a sólo 20 mil toneladas. Las cosechas de maíz son también muy escasas en comparación con las de años anteriores.
Los rarámuri viven desde hace mucho tiempo en pobreza extrema, pero la situación de hambre se ha acentuado como consecuencia de este problema con las cosechas. Las clínicas de la zona reportan cada vez más casos de desnutrición. Esto ha generado reacciones positivas de miembros de la sociedad y de los políticos que están recabando y enviando ayuda alimentaria a la Tarahumara.
Nadie puede objetar esta oleada de solidaridad. Pero la experiencia nos dice que ninguna comunidad ha podido salir de la pobreza a través de la caridad. Lo ideal sería que una vez que concluyera el trabajo de rescate urgente e indispensable, de manera que hubiera alimentos para quienes ahora no los tienen, la sociedad entera volviera la mirada al problema de pobreza endémica de esa sierra. El que la principal actividad económica de los rarámuri sea la agricultura de autoconsumo, y la población viva en comunidades diminutas y muy aisladas, son las dos principales razones de la pobreza extrema de la región.
El problema es que las soluciones de fondo, aquellas que realmente ayudarían a combatir esa pobreza extrema, son rechazadas por aquellas mismas buenas conciencias que sienten la obligación moral de ayudar a los rarámuri. Los grupos de apoyo a estas comunidades y los líderes políticos se han opuesto, por ejemplo, a la inversión en minería, a pesar de que la Tarahumara tiene una clara vocación en esta actividad. Ha habido resistencia también a la introducción de métodos modernos de cultivo, a una ampliación de las unidades productivas o a la inversión en actividades industriales.
Las comunidades rarámuri tienen, por supuesto, apego a su forma tradicional de vida, pero no podemos cerrar los ojos al hecho de que la agricultura de subsistencia en comunidades aisladas sólo hará que se perpetúen los problemas actuales. No es fácil cambiar las estructuras económicas de comunidades milenarias. Sin embargo, si se pretende mantener el sistema económico que ha tenido la región durante tanto tiempo, seguiremos obteniendo los resultados de siempre: pobreza extrema y hambrunas cada vez que se registre una sequía.
Mitt Romney, el más rico de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, sólo ha pagado un promedio de 15 por ciento anual de Impuesto sobre la Renta. En la Unión Americana, como en México, las reglas están hechas para que los ricos paguen menos impuestos que los demás.
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