lunes, 23 de enero de 2012

MEDIDAS Y POLÍTICAS ECONÓMICAS ANTE LA CRISIS MUNDIAL II

Hablamos de estrategias gubernamentales microeconómicas y macroeconómicas, que se podrían diseñar e instrumentar...
Jesús Alberto Cano Vélez* / Excelsior
La semana pasada comentamos de lo grave que se estaba poniendo la situación económica de Europa y prevenimos de la posibilidad que esa crisis se esparciera hacia las Américas, con su peligrosa intensidad; y ahora resulta que ya se propaga, y que México está en su camino y ni se diga de Brasil y demás sudamericanos, incluyendo también a Estados Unidos, principal socio comercial y motor de nuestro crecimiento.
Nos cercioramos de que el desempleo y subempleo en México han deprimido los niveles salariales, aun en el mercado formal; que crecen los desocupados que tardan más en hallar empleo; y que diversos otros signos apuntan a un “invierno económico” que se está advirtiendo como la creciente masa de mexicanos en grave pobreza; la escasez de alimentos que se manifiesta en la importante elevación de muchos de sus precios.
Por esas tendencias concluimos ese artículo con la urgente recomendación de que convenzamos o presionemos al gobierno federal para que haga algo que nos proteja como país y como ciudadanos, aplicando políticas públicas en materia económica, lo más pronto posible.
Hablamos de estrategias gubernamentales microeconómicas y macroeconómicas, que se podrían diseñar e instrumentar; pero ahora necesitamos especificar con mayor detalle lo que podríamos hacer y la manera de involucrar a la sociedad en su conjunto, así como a los gobiernos estatales y municipales.
En el Colegio Nacional de Economistas hemos constatado la inmensa resistencia gubernamental a tomar medidas que involucren al Estado en asuntos económicos. Algunos sentimos que tiene que ver con su convicción ideológica —neoliberal—, pero sentimos que la situación económica mundial y el claro peligro para México hacen necesarias estas acciones.
Hay otros gobiernos y países con iguales convicciones ideológicas que, ante el tamaño de la crisis que se avecina, se preparan para tomar medidas.
Pero, ¿qué podríamos hacer nosotros?
En materia de la aplicación de instrumentos microeconómicos, se nos ocurren dos sectores —entre muchos otros— que urge apoyar. Uno es el sector industrial, históricamente un gran generador de empleos, de nuevas tecnologías y productos para el mercado interno y para la exportación.
Los industriales afiliados a la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (la Concamin), sesionaron el pasado fin de semana en Guadalajara, bajo la batuta de su presidente, Salomón Presburger.
En dicha reunión se escucharon por doquier voces insistentes que pedían volver a tener una política industrial, que trazara metas y estrategias nacionales en tan importante sector, así como una política comercial que promoviera y protegiera de abusos comerciales de países que no se ciñen a las leyes del comercio internacional, con actividades como dumping.
Otro sector que está sufriendo lo indecible de la crisis climática, con sequías y calentamiento, es el sector agropecuario.
La importación de granos de 2011 y la extraordinaria pobreza de los que viven y trabajan en esa actividad están a la orden del día, y no se aprecia que las autoridades federales siquiera se hayan dado cuenta de lo que está pasando ahí.
En Europa, hasta la canciller alemana, Angela Merkel —máxima exponente del neoliberalismo en el mundo—, propondrá en la próxima cumbre europea la creación de un plan de crecimiento para combatir y revertir el desempleo.
México tiene que diseñar su propia política para atender lo que todos estamos viendo que está pasando. No debemos esperar hasta que entre la siguiente administración federal. Falta mucho. Sería una irresponsabilidad.
*Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas

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