El profesor y analista advierte de que el BCE debería actuar como prestamista de último recurso para superar la crisis
Roubini: "Europa está haciendo exactamente lo que se necesita para entrar en recesión"
Soros: "Los Gobiernos europeos lo hacen todo mal. En especial Alemania"
CLAUDI PÉREZ (Enviado especial) - Davos - EL PAÍS
Como las grandes orquestas, Davos tiene su particular repertorio de clásicos: el gurú Nouriel Roubini, que ha arremetido contra la austeridad alemana, y el incombustible George Soros son, cada uno a su manera, dos de los príncipes del Foro Económico Mundial. El padre de Soros -el multimillonario, filántropo y oráculo de los mercados que hizo fortuna apostando contra la libra y que ahora se dedica a dar recetas para salvar el euro- fue deportado a Siberia por los rusos. Allí, antes de escaparse para volver a Hungría y enviar a su hijo a estudiar filosofía al extranjero, llegó a fundar una especie de periódico. Puede que de ahí proceda la querencia de Soros por la prensa, que es un amor correspondido: Soros llena la plaza cada año, no falla nunca. Quizá porque sabe escoger sus temas. Hoy se ha centrado en Europa.
Apenas unas horas antes de la llegada de la canciller Merkel, que inaugura oficialmente el Foro, Soros se ha dedicado a lanzar dardos al liderazgo alemán. "Los Gobiernos europeos lo hacen todo mal. En especial Alemania, que actúa como un capataz, imponiendo disciplina fiscal. La austeridad alemana está creando tensiones que podrían romper la UE. Se puede imponer disciplina a los países a los que el déficit se les ha ido de las manos, pero entonces otros países tienen que estimular sus economías para no caer en una espiral deflacionista", ha dicho.
La reunión del Foro Económico y Mundial de Davos puede llegar a ser un lugar extraño. Por sus pasillos campan a sus anchas financieros y hedge funds (fondos de alto riesgo) a quienes la crisis europea, y en especial la griega, les viene estupendamente para ganar dinero. Pero no son mayoría: hay otro tipo de ejecutivos y empresarios que han respirado aliviados en los últimos meses, tras las medidas del BCE que han calmado -al menos por el momento- la tensión. Y luego están los gurús. Soros es sin duda uno de ellos: en las conferencias de prensa siempre acaba teniendo que aclarar que ya no especula con monedas, que sus opiniones no son una forma de hacer dinero, pese a los recelos de una parte de la audiencia.
El otro gurú es el profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, que hizo fortuna vaticinando la Gran Recesión cuando casi nadie la veía venir. Roubini lleva años advirtiendo de la posibilidad de una ruptura del euro o de un accidente de un gran banco europeo. Pero hoy ha modificado el tiro. En la mirilla, la misma víctima de la diana de Soros: Angela Merkel.
"España y la periferia de Europa entrarán en un círculo vicioso si Alemania sigue imponiendo austeridad", ha asegurado tras una conferencia sobre riesgos globales. (El círculo vicioso es, grosso modo, el que sigue: la austeridad significa recortes. Se congela la inversión y el gasto público, se despiden funcionarios si hace falta. La gente se asusta y acaba ahorrando, gasta menos por si acaso, la demanda privada también se contrae. Entonces las empresas despiden trabajadores, no invierten, caen los beneficios empresariales. Y con ellos la recaudación de impuestos, y por lo tanto aumenta el déficit, y son necesarios nuevos recortes. Así ad infinitum. Lo que piden Soros y Roubini es que otros países estimulen su economía para que los que recortan puedan compensar esos efectos vía exportaciones.)
"Europa está haciendo exactamente lo que se necesita para entrar en recesión: austeridad en la periferia, pero también en países con más margen de maniobra, como Alemania, Francia, Holanda, Finlandia, Austria. Incluso el FMI viene diciendo que si todo el mundo hace eso a la vez, el resultado será una recesión global. Europa debería empezar a meter el crecimiento en su agenda. Pero no hay nada de eso. Alemania no está por la labor. De seguir por ese camino, en Europa puede irrumpir el malestar social", ha advertido Roubini. Preguntado específicamente por España, su diagnóstico ha sido claro: "Hace falta reducir el déficit, pero también hay que crecer. Si toda la periferia de Europa aplica la austeridad, el núcleo debería estimular la economía, y aun con eso el BCE debería actuar como prestamista de último recurso".
Van dos meses de relativa tranquilidad en las Bolsas. Las primas de riesgo se han relajado. Casi nadie habla ya de bancarrotas tras las medidas extraordinarias aprobadas por el banco central. Pero Europa sigue estando en todas y cada una de las conferencias de Davos cuando el debate son los riesgos. Antes lo estaba por la posibilidad de un accidente abrupto. Ahora porque ha adoptado el principio de frenar todos a la vez, en lugar de acelerar (como ha hecho Estados Unidos, con políticas de estímulo); el riesgo es una crisis a cámara lenta, camino del estancamiento, la recesión, una década perdida, esas cosas.
"El euro sobrevivirá, porque la alternativa, una ruptura de la eurozona, provocaría una depresión europea y mundial", vaticina Soros. El mismo que en 1992 logró sacar la libra esterlina del sistema monetario europeo a fuerza de especular contra la moneda británica. El mismo que lleva meses culpando a los políticos de ambos lados del Atlántico de no hacer nada por regular convenientemente los mercados. Las contradicciones suelen ser interesantes. Davos está repleto de ese tipo de paradojas: en uno de los primeros debates de la edición de 2012, media docena de ejecutivos que aparecen en lo más alto de la lista de ganancias de Forbes debatían sobre las consecuencias de la desigualdad en la economía mundial. En fin, Davos en estado puro.
Roubini: "Europa está haciendo exactamente lo que se necesita para entrar en recesión"
Soros: "Los Gobiernos europeos lo hacen todo mal. En especial Alemania"
CLAUDI PÉREZ (Enviado especial) - Davos - EL PAÍS
Como las grandes orquestas, Davos tiene su particular repertorio de clásicos: el gurú Nouriel Roubini, que ha arremetido contra la austeridad alemana, y el incombustible George Soros son, cada uno a su manera, dos de los príncipes del Foro Económico Mundial. El padre de Soros -el multimillonario, filántropo y oráculo de los mercados que hizo fortuna apostando contra la libra y que ahora se dedica a dar recetas para salvar el euro- fue deportado a Siberia por los rusos. Allí, antes de escaparse para volver a Hungría y enviar a su hijo a estudiar filosofía al extranjero, llegó a fundar una especie de periódico. Puede que de ahí proceda la querencia de Soros por la prensa, que es un amor correspondido: Soros llena la plaza cada año, no falla nunca. Quizá porque sabe escoger sus temas. Hoy se ha centrado en Europa.
Apenas unas horas antes de la llegada de la canciller Merkel, que inaugura oficialmente el Foro, Soros se ha dedicado a lanzar dardos al liderazgo alemán. "Los Gobiernos europeos lo hacen todo mal. En especial Alemania, que actúa como un capataz, imponiendo disciplina fiscal. La austeridad alemana está creando tensiones que podrían romper la UE. Se puede imponer disciplina a los países a los que el déficit se les ha ido de las manos, pero entonces otros países tienen que estimular sus economías para no caer en una espiral deflacionista", ha dicho.
La reunión del Foro Económico y Mundial de Davos puede llegar a ser un lugar extraño. Por sus pasillos campan a sus anchas financieros y hedge funds (fondos de alto riesgo) a quienes la crisis europea, y en especial la griega, les viene estupendamente para ganar dinero. Pero no son mayoría: hay otro tipo de ejecutivos y empresarios que han respirado aliviados en los últimos meses, tras las medidas del BCE que han calmado -al menos por el momento- la tensión. Y luego están los gurús. Soros es sin duda uno de ellos: en las conferencias de prensa siempre acaba teniendo que aclarar que ya no especula con monedas, que sus opiniones no son una forma de hacer dinero, pese a los recelos de una parte de la audiencia.
El otro gurú es el profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, que hizo fortuna vaticinando la Gran Recesión cuando casi nadie la veía venir. Roubini lleva años advirtiendo de la posibilidad de una ruptura del euro o de un accidente de un gran banco europeo. Pero hoy ha modificado el tiro. En la mirilla, la misma víctima de la diana de Soros: Angela Merkel.
"España y la periferia de Europa entrarán en un círculo vicioso si Alemania sigue imponiendo austeridad", ha asegurado tras una conferencia sobre riesgos globales. (El círculo vicioso es, grosso modo, el que sigue: la austeridad significa recortes. Se congela la inversión y el gasto público, se despiden funcionarios si hace falta. La gente se asusta y acaba ahorrando, gasta menos por si acaso, la demanda privada también se contrae. Entonces las empresas despiden trabajadores, no invierten, caen los beneficios empresariales. Y con ellos la recaudación de impuestos, y por lo tanto aumenta el déficit, y son necesarios nuevos recortes. Así ad infinitum. Lo que piden Soros y Roubini es que otros países estimulen su economía para que los que recortan puedan compensar esos efectos vía exportaciones.)
"Europa está haciendo exactamente lo que se necesita para entrar en recesión: austeridad en la periferia, pero también en países con más margen de maniobra, como Alemania, Francia, Holanda, Finlandia, Austria. Incluso el FMI viene diciendo que si todo el mundo hace eso a la vez, el resultado será una recesión global. Europa debería empezar a meter el crecimiento en su agenda. Pero no hay nada de eso. Alemania no está por la labor. De seguir por ese camino, en Europa puede irrumpir el malestar social", ha advertido Roubini. Preguntado específicamente por España, su diagnóstico ha sido claro: "Hace falta reducir el déficit, pero también hay que crecer. Si toda la periferia de Europa aplica la austeridad, el núcleo debería estimular la economía, y aun con eso el BCE debería actuar como prestamista de último recurso".
Van dos meses de relativa tranquilidad en las Bolsas. Las primas de riesgo se han relajado. Casi nadie habla ya de bancarrotas tras las medidas extraordinarias aprobadas por el banco central. Pero Europa sigue estando en todas y cada una de las conferencias de Davos cuando el debate son los riesgos. Antes lo estaba por la posibilidad de un accidente abrupto. Ahora porque ha adoptado el principio de frenar todos a la vez, en lugar de acelerar (como ha hecho Estados Unidos, con políticas de estímulo); el riesgo es una crisis a cámara lenta, camino del estancamiento, la recesión, una década perdida, esas cosas.
"El euro sobrevivirá, porque la alternativa, una ruptura de la eurozona, provocaría una depresión europea y mundial", vaticina Soros. El mismo que en 1992 logró sacar la libra esterlina del sistema monetario europeo a fuerza de especular contra la moneda británica. El mismo que lleva meses culpando a los políticos de ambos lados del Atlántico de no hacer nada por regular convenientemente los mercados. Las contradicciones suelen ser interesantes. Davos está repleto de ese tipo de paradojas: en uno de los primeros debates de la edición de 2012, media docena de ejecutivos que aparecen en lo más alto de la lista de ganancias de Forbes debatían sobre las consecuencias de la desigualdad en la economía mundial. En fin, Davos en estado puro.
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