Luis Soto / El Financiero
Hace cinco años, la Secretaría de Economía creó el Programa Nacional de Franquicias (PNF) para "apoyar e impulsar el sector de las franquicias, favorecer la creación de empleos, así como fomentar un mayor dinamismo de la economía mexicana a través de este modelo de negocios". Es claro que el fin y objetivos del programa son nobles y muy necesarios en la situación actual de México; sin embargo, su corto historial cuenta con bemoles que vale la pena analizar.
Por ejemplo, para la administración, aplicación y recuperación de los recursos, la autoridad comercial ha recurrido a intermediarios cuyo proceso de selección no tiene una metodología clara, y los cuales han cambiado varias veces: primero recurrieron al Fundes, después a la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF), posteriormente al Focir, y después regresaron con los de la AMF. Dos de ellos, Fundes y Focir, son organismos reconocidos que tienen en su función de empresa la promoción económica y manejo de créditos e instrumentos financieros. La AMF, por su parte, es "una organización dedicada a difundir, promover y desarrollar la figura más exitosa de negocios del mundo, en México; fue fundada en febrero de 1989 por seis empresas, y hoy afilia a más de 200 asociados franquiciantes y proveedores." Por tanto, no está constituida para el manejo de créditos y no cuenta con la experiencia en el tema ni posee la infraestructura apropiada. Por esto y varias cositas más, no puede ser un organismo imparcial, ya que sus socios son los beneficiarios directos de los cuantiosos apoyos que cada año otorga el gobierno federal. Además, es reconocida en el medio por su actuación sesgada y por estar bajo el control de un grupo de poder reducido. Y por si lo anterior no fuera suficiente, al día de hoy no ha clarificado el manejo de los fondos otorgados en los anteriores años que fungió como organismo intermediario. ¡Tómenla!
Y entonces ¿por qué la autoridad comercial hizo a un lado al Focir y le regresó el negocio, perdón el manejo del programa a la AMF? ¿Por qué no continuar con una institución profesional, que cuenta con los procesos adecuados para canalizar los recursos de una manera imparcial y objetiva, y que exige y rinde cuentas? Podría preguntar cualquiera. Las primeras respuestas de los suspicaces son: pues probablemente el programa responde a otros intereses ocultos, dicen unos, o beneficia a algunos cuantos, piensan otros; o las dos cosas.
Los encargados de este programita en la Secretaría de Economía, que reparte decenas, cientos de millones de pesos para el desarrollo y la promoción de las franquicias son Rafael Manzo y Mauricio León; no es ajeno el subsecretario para la Pequeña y Mediana Empresa, Miguel Marón, por sólo mencionar a algunos. Ellos tendrían que aclarar a la opinión pública y a los interesados en las franquicias, si es verdad, como piensan algunos, que existe favoritismo para la Asociación Mexicana de Franquicias y para varios de sus ejecutivos, empezando por su presidente, Diego Elizarrás, quien por cierto es dueño de la franquicia Todo de Cartón, y tres o cuatro consultores más, quienes prácticamente son los que deciden a quién o a quiénes de los cientos de emprendedores que solicitan apoyos del PNF, y al mismo tiempo aprueban los proyectos para hacerse merecedores de créditos bastante blandos, tan blandos que gozan de tasa cero, por ejemplo.
También hay que preguntar a los funcionarios de Economía, por qué las cifras de los resultados del programa no se encuentran disponibles en las páginas electrónicas del mismo PNF, ni de la Secretaría, ni de los organismos intermedios. A ver señores: ¿por qué un programa de este nivel, que es capaz de generar tantos beneficios, no rinde cuentas? ¿Dónde está la transparencia de la que tanto presumen? El año pasado al PNF le asignaron más de 300 millones de pesotes, que nadie sabe, bueno tal vez sólo los de la AMF, cómo y a quiénes fueron distribuidos.
Más preguntas: ¿cuáles son los resultados en un lustro que llevan operando el multicitado programa? ¿Ha cumplido sus objetivos de apoyar la generación de nuevas empresas franquiciantes, facilitar la posibilidad de que más emprendedores adquieran una franquicia y apoyar a la modernización, promoción y consolidación de las ya existentes?
La "banda de los cuatro", como conocen en el medio a un grupito de ejecutivos de la AMF, es prácticamente la que "reparte el pastel", y como dice el dicho: "El que parte y comparte se queda con la mayor parte", sospechan algunos consultores, autorizados por Economía para evaluar proyectos, a quienes el mencionado grupito les avienta, de vez en cuando, algunas migajas para disimular que son más o menos transparentes.
¡Que hablen, que hablen los responsables!
Agenda previa
"A los priistas no nos arredra el cotidiano ataque de que somos objeto por parte de otras fuerzas políticas", sostuvo Francisco Rojas, líder del PRI en la Cámara de Diputados, al llamar a sus correligionarios a "no perder la brújula ni el tiempo", porque -aseguró- sabemos construir caminos con tolerancia y ductilidad, con inclusión y coordinación de esfuerzos, pero además nuestros compromisos no son temporales ni fugaces.
¿A cuáles otras fuerzas se refirió Paquito? Pues seguramente a los "indignados" priistas que han sido relegados de puestos en el organismo y de candidaturas, responden los observadores. ¿Y quiénes son los correligionarios que perdieron la brújula y el tiempo? Pues los que "no ven claro", acotan aquellos. ¿Y qué habrá querido decir con eso de que "sabemos construir caminos con tolerancia y ductilidad"? Bueno, eso sí pregúntenselo a Paquito, ¿no?
Hace cinco años, la Secretaría de Economía creó el Programa Nacional de Franquicias (PNF) para "apoyar e impulsar el sector de las franquicias, favorecer la creación de empleos, así como fomentar un mayor dinamismo de la economía mexicana a través de este modelo de negocios". Es claro que el fin y objetivos del programa son nobles y muy necesarios en la situación actual de México; sin embargo, su corto historial cuenta con bemoles que vale la pena analizar.
Por ejemplo, para la administración, aplicación y recuperación de los recursos, la autoridad comercial ha recurrido a intermediarios cuyo proceso de selección no tiene una metodología clara, y los cuales han cambiado varias veces: primero recurrieron al Fundes, después a la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF), posteriormente al Focir, y después regresaron con los de la AMF. Dos de ellos, Fundes y Focir, son organismos reconocidos que tienen en su función de empresa la promoción económica y manejo de créditos e instrumentos financieros. La AMF, por su parte, es "una organización dedicada a difundir, promover y desarrollar la figura más exitosa de negocios del mundo, en México; fue fundada en febrero de 1989 por seis empresas, y hoy afilia a más de 200 asociados franquiciantes y proveedores." Por tanto, no está constituida para el manejo de créditos y no cuenta con la experiencia en el tema ni posee la infraestructura apropiada. Por esto y varias cositas más, no puede ser un organismo imparcial, ya que sus socios son los beneficiarios directos de los cuantiosos apoyos que cada año otorga el gobierno federal. Además, es reconocida en el medio por su actuación sesgada y por estar bajo el control de un grupo de poder reducido. Y por si lo anterior no fuera suficiente, al día de hoy no ha clarificado el manejo de los fondos otorgados en los anteriores años que fungió como organismo intermediario. ¡Tómenla!
Y entonces ¿por qué la autoridad comercial hizo a un lado al Focir y le regresó el negocio, perdón el manejo del programa a la AMF? ¿Por qué no continuar con una institución profesional, que cuenta con los procesos adecuados para canalizar los recursos de una manera imparcial y objetiva, y que exige y rinde cuentas? Podría preguntar cualquiera. Las primeras respuestas de los suspicaces son: pues probablemente el programa responde a otros intereses ocultos, dicen unos, o beneficia a algunos cuantos, piensan otros; o las dos cosas.
Los encargados de este programita en la Secretaría de Economía, que reparte decenas, cientos de millones de pesos para el desarrollo y la promoción de las franquicias son Rafael Manzo y Mauricio León; no es ajeno el subsecretario para la Pequeña y Mediana Empresa, Miguel Marón, por sólo mencionar a algunos. Ellos tendrían que aclarar a la opinión pública y a los interesados en las franquicias, si es verdad, como piensan algunos, que existe favoritismo para la Asociación Mexicana de Franquicias y para varios de sus ejecutivos, empezando por su presidente, Diego Elizarrás, quien por cierto es dueño de la franquicia Todo de Cartón, y tres o cuatro consultores más, quienes prácticamente son los que deciden a quién o a quiénes de los cientos de emprendedores que solicitan apoyos del PNF, y al mismo tiempo aprueban los proyectos para hacerse merecedores de créditos bastante blandos, tan blandos que gozan de tasa cero, por ejemplo.
También hay que preguntar a los funcionarios de Economía, por qué las cifras de los resultados del programa no se encuentran disponibles en las páginas electrónicas del mismo PNF, ni de la Secretaría, ni de los organismos intermedios. A ver señores: ¿por qué un programa de este nivel, que es capaz de generar tantos beneficios, no rinde cuentas? ¿Dónde está la transparencia de la que tanto presumen? El año pasado al PNF le asignaron más de 300 millones de pesotes, que nadie sabe, bueno tal vez sólo los de la AMF, cómo y a quiénes fueron distribuidos.
Más preguntas: ¿cuáles son los resultados en un lustro que llevan operando el multicitado programa? ¿Ha cumplido sus objetivos de apoyar la generación de nuevas empresas franquiciantes, facilitar la posibilidad de que más emprendedores adquieran una franquicia y apoyar a la modernización, promoción y consolidación de las ya existentes?
La "banda de los cuatro", como conocen en el medio a un grupito de ejecutivos de la AMF, es prácticamente la que "reparte el pastel", y como dice el dicho: "El que parte y comparte se queda con la mayor parte", sospechan algunos consultores, autorizados por Economía para evaluar proyectos, a quienes el mencionado grupito les avienta, de vez en cuando, algunas migajas para disimular que son más o menos transparentes.
¡Que hablen, que hablen los responsables!
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"A los priistas no nos arredra el cotidiano ataque de que somos objeto por parte de otras fuerzas políticas", sostuvo Francisco Rojas, líder del PRI en la Cámara de Diputados, al llamar a sus correligionarios a "no perder la brújula ni el tiempo", porque -aseguró- sabemos construir caminos con tolerancia y ductilidad, con inclusión y coordinación de esfuerzos, pero además nuestros compromisos no son temporales ni fugaces.
¿A cuáles otras fuerzas se refirió Paquito? Pues seguramente a los "indignados" priistas que han sido relegados de puestos en el organismo y de candidaturas, responden los observadores. ¿Y quiénes son los correligionarios que perdieron la brújula y el tiempo? Pues los que "no ven claro", acotan aquellos. ¿Y qué habrá querido decir con eso de que "sabemos construir caminos con tolerancia y ductilidad"? Bueno, eso sí pregúntenselo a Paquito, ¿no?
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