FEDERICO REYES HEROLES / REFORMA
Vueltas da la vida. Durante años la expresión Davos ha significado los días de fiesta para los convencidos de las bondades del mundo global. Se trata del encuentro de discusión económica más sonado, incluso por arriba de las tradicionales reuniones del Banco Mundial y FMI. Un numeroso grupo de jefes de Estado -alrededor de 40- grandes magnates y estrellas de la economía se dan cita para discutir los escenarios futuros del orbe. Normalmente ha habido un tono optimista que recuerda los múltiples cambios y avances de las economías ordenadas y los mercados abiertos. Sin embargo, la reunión de 2012 quedará sellada por un ánimo muy diferente, de pesimismo e incertidumbre. Pero, ¿de verdad la oscilación del péndulo mundial es tan fuerte? O quizá hay un sesgo.
La inmensa deuda de un país bastante pequeño -Grecia- con poco más de 11 millones de habitantes, cuatro menos que el Estado de México, se ha convertido en un obstáculo que pareciera insalvable. Por supuesto que Grecia no está sola, el excesivo endeudamiento es una enfermedad de varios países europeos. Pero el caso griego es el detonador. Lo que en otra época se hubiera resuelto de manera individual con una fuerte devaluación y ajustes severos en las finanzas de ese país, hoy pareciera ser el talón de Aquiles que sacude a todo el mundo. Atados por el Euro y ante el desorden e incapacidad del gobierno griego de imponer medidas draconianas de austeridad, el asunto griego desnuda el lado delicado de la globalización. El descalabro de la zona Euro impacta en la economía estadounidense -que arrastra sus propios problemas- y a la vez la debilidad de la mayor economía del mundo repercute en Asia y América Latina, sobre todo en México. El encadenamiento pareciera diabólico. Pero de nuevo, acaso eso cancela el impulso de los mercados globales. Estamos de verdad ante una ruptura definitiva.
Mientras el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, encara las dificultades de un nuevo e inmenso apoyo a Grecia por 130 mil millones de Euros y ya se habla de un "comisionado de presupuesto" nombrado por la Unión y con capacidad de veto, hay otro mundo que sigue su marcha. La economía mundial creció al 4% en 2011 y los pronósticos de crecimiento para 2012 sitúan a China cercana al 8% y la India con 6.5%. Con todo y la lenta recuperación de Estados Unidos, México podría crecer alrededor del 3.5%, más que Rusia, Brasil y Sudáfrica, miembros connotados de los populares BRICS. Es cierto, Japón sigue atrapado por un estancamiento asfixiante y la zona Euro decrecerá, pero el mundo es hoy mucho más amplio.
Así mientras The Economist revisa con preocupación el modelo de "capitalismo de Estado" encabezado por China y se cuestiona hasta dónde será capaz ese país de encauzar las inconformidades y la disidencia, a la par acepta la fuerza de esa nueva potencia global. De seguir por donde van el impulso económico de China y la India impactarán favorablemente a buena parte del mundo. El crecimiento por venta de "comodities" a Asia impulsa a varios países, incluidos Brasil, Argentina y Chile en nuestro continente. Lo que desconcierta a la muy prestigiada publicación es que el canon democrático occidental no pareciera penetrar el territorio chino. Las famosas "olas de democratización" de los años ochenta se topan con una muralla china. Pero hay más interrogantes.
En las últimas décadas cientos de millones de personas han dejado la pobreza extrema. La propia OCDE calcula en alrededor de 2000 millones a los habitantes del orbe con ingreso de entre 10 y 100 dólares al día que se comportan ya como clases medias. Para 2016 podrían haber ingresado a esa categoría casi 700 millones más. Freedom House ha documentado como esas emergentes clases medias demandan crecientemente libertad de opinión y elecciones competidas. La demanda democrática sustentada en valores liberales crece y lentamente produce cambios institucionales. El desplazamiento de poder arranca con los nuevos equilibrios poblacionales.
A mediados del siglo XX Europa tenía el doble de población que África, para mediados del XXI el continente Africano tendrá tres veces más población que el llamado "viejo continente". Hay varias economías en esa zona con crecimiento económico de dos dígitos. Para 2050 la población mundial llegará a los 10,500 millones, pero la tendencia es ya a la estabilización. Por lo pronto la producción de alimentos y de bienes de consumo es prioritaria. La sustentabilidad del nuevo crecimiento se impone. En el reacomodo poblacional, para 2050, de los diez países más poblados del orbe, el único país desarrollado de hoy será Estados Unidos.
El mundo no se detendrá por la deuda griega. Quién lo diría, los países que en 2002, con el nacimiento del Euro, daban ejemplo de orden y visión de largo plazo, hoy se ahogan por un lastre que son incapaces de soltar.
El poder en el mundo está en tránsito. El desconcierto de Davos es sólo el principio.
Vueltas da la vida. Durante años la expresión Davos ha significado los días de fiesta para los convencidos de las bondades del mundo global. Se trata del encuentro de discusión económica más sonado, incluso por arriba de las tradicionales reuniones del Banco Mundial y FMI. Un numeroso grupo de jefes de Estado -alrededor de 40- grandes magnates y estrellas de la economía se dan cita para discutir los escenarios futuros del orbe. Normalmente ha habido un tono optimista que recuerda los múltiples cambios y avances de las economías ordenadas y los mercados abiertos. Sin embargo, la reunión de 2012 quedará sellada por un ánimo muy diferente, de pesimismo e incertidumbre. Pero, ¿de verdad la oscilación del péndulo mundial es tan fuerte? O quizá hay un sesgo.
La inmensa deuda de un país bastante pequeño -Grecia- con poco más de 11 millones de habitantes, cuatro menos que el Estado de México, se ha convertido en un obstáculo que pareciera insalvable. Por supuesto que Grecia no está sola, el excesivo endeudamiento es una enfermedad de varios países europeos. Pero el caso griego es el detonador. Lo que en otra época se hubiera resuelto de manera individual con una fuerte devaluación y ajustes severos en las finanzas de ese país, hoy pareciera ser el talón de Aquiles que sacude a todo el mundo. Atados por el Euro y ante el desorden e incapacidad del gobierno griego de imponer medidas draconianas de austeridad, el asunto griego desnuda el lado delicado de la globalización. El descalabro de la zona Euro impacta en la economía estadounidense -que arrastra sus propios problemas- y a la vez la debilidad de la mayor economía del mundo repercute en Asia y América Latina, sobre todo en México. El encadenamiento pareciera diabólico. Pero de nuevo, acaso eso cancela el impulso de los mercados globales. Estamos de verdad ante una ruptura definitiva.
Mientras el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, encara las dificultades de un nuevo e inmenso apoyo a Grecia por 130 mil millones de Euros y ya se habla de un "comisionado de presupuesto" nombrado por la Unión y con capacidad de veto, hay otro mundo que sigue su marcha. La economía mundial creció al 4% en 2011 y los pronósticos de crecimiento para 2012 sitúan a China cercana al 8% y la India con 6.5%. Con todo y la lenta recuperación de Estados Unidos, México podría crecer alrededor del 3.5%, más que Rusia, Brasil y Sudáfrica, miembros connotados de los populares BRICS. Es cierto, Japón sigue atrapado por un estancamiento asfixiante y la zona Euro decrecerá, pero el mundo es hoy mucho más amplio.
Así mientras The Economist revisa con preocupación el modelo de "capitalismo de Estado" encabezado por China y se cuestiona hasta dónde será capaz ese país de encauzar las inconformidades y la disidencia, a la par acepta la fuerza de esa nueva potencia global. De seguir por donde van el impulso económico de China y la India impactarán favorablemente a buena parte del mundo. El crecimiento por venta de "comodities" a Asia impulsa a varios países, incluidos Brasil, Argentina y Chile en nuestro continente. Lo que desconcierta a la muy prestigiada publicación es que el canon democrático occidental no pareciera penetrar el territorio chino. Las famosas "olas de democratización" de los años ochenta se topan con una muralla china. Pero hay más interrogantes.
En las últimas décadas cientos de millones de personas han dejado la pobreza extrema. La propia OCDE calcula en alrededor de 2000 millones a los habitantes del orbe con ingreso de entre 10 y 100 dólares al día que se comportan ya como clases medias. Para 2016 podrían haber ingresado a esa categoría casi 700 millones más. Freedom House ha documentado como esas emergentes clases medias demandan crecientemente libertad de opinión y elecciones competidas. La demanda democrática sustentada en valores liberales crece y lentamente produce cambios institucionales. El desplazamiento de poder arranca con los nuevos equilibrios poblacionales.
A mediados del siglo XX Europa tenía el doble de población que África, para mediados del XXI el continente Africano tendrá tres veces más población que el llamado "viejo continente". Hay varias economías en esa zona con crecimiento económico de dos dígitos. Para 2050 la población mundial llegará a los 10,500 millones, pero la tendencia es ya a la estabilización. Por lo pronto la producción de alimentos y de bienes de consumo es prioritaria. La sustentabilidad del nuevo crecimiento se impone. En el reacomodo poblacional, para 2050, de los diez países más poblados del orbe, el único país desarrollado de hoy será Estados Unidos.
El mundo no se detendrá por la deuda griega. Quién lo diría, los países que en 2002, con el nacimiento del Euro, daban ejemplo de orden y visión de largo plazo, hoy se ahogan por un lastre que son incapaces de soltar.
El poder en el mundo está en tránsito. El desconcierto de Davos es sólo el principio.
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