El próximo martes, el FMI publicará su pronóstico de una recesión de dos años en España e Italia y un retroceso del 0,5% en la Eurozona. Sin embargo, mantiene su estimación para EEUU en 2012 en el 1,8%, aunque rebaja la de 2013 hasta el 2,2. Aunque el esquema de contratiempos de algunos países europeos guardaba paralelismos con el de EEUU -falta de competitividad, exceso de endeudamiento-, el Viejo Continente se rezaga mientras que la primera economía del mundo despierta, aupada por las rondas de flexibilización cuantitativa (QE).
Así pues, Alemania -cabeza visible de la Eurozona, enfrascada en su propia salvaguarda a través de la protección de su ahorro, sus exportaciones y su nivel de precios- debe repensar su posición y contribuir más al relanzamiento de las economías en horas más bajas que han tenido que adoptar medidas contractivas. Se trata de países que, como Italia con su plan de liberalizaciones, han de arbitrar reformas que neutralicen el impacto negativo de los recortes sobre el crecimiento. Por lo pronto, el nuevo documento consensuado por Merkozy ofrece dos conclusiones inquietantes. Una, que ambos líderes, en materia de austeridad, dan por consumado un avance mayor que el que ya se ha materializado. Y dos, que sus ideas para retomar el crecimiento, que llevarán al Consejo del 30 de enero, son bastante naif. Coordinar reformas laborales, unificar en un solo torrente las ofertas de empleo o impulsar la movilidad laboral transfronteriza cuando ni en el interior de los países afectados esos aspectos marchan bien suena a voluntarismo de libro. No tengamos otra cumbre en balde.
Fuente:elEconomista.es
Así pues, Alemania -cabeza visible de la Eurozona, enfrascada en su propia salvaguarda a través de la protección de su ahorro, sus exportaciones y su nivel de precios- debe repensar su posición y contribuir más al relanzamiento de las economías en horas más bajas que han tenido que adoptar medidas contractivas. Se trata de países que, como Italia con su plan de liberalizaciones, han de arbitrar reformas que neutralicen el impacto negativo de los recortes sobre el crecimiento. Por lo pronto, el nuevo documento consensuado por Merkozy ofrece dos conclusiones inquietantes. Una, que ambos líderes, en materia de austeridad, dan por consumado un avance mayor que el que ya se ha materializado. Y dos, que sus ideas para retomar el crecimiento, que llevarán al Consejo del 30 de enero, son bastante naif. Coordinar reformas laborales, unificar en un solo torrente las ofertas de empleo o impulsar la movilidad laboral transfronteriza cuando ni en el interior de los países afectados esos aspectos marchan bien suena a voluntarismo de libro. No tengamos otra cumbre en balde.
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