Jorge Eduardo Navarrete /II / La Jornada
Hace dos semanas me referí a la inminente realización en la UNAM del seminario internacional México en los escenarios globales, una visión prospectiva. Concluyó el lunes 28. La última de sus sesiones sustantivas se refirió al tema "Evolución de los equilibrios geopolíticos: hacia un mundo multipolar". Como relator-moderador de esa sesión, ofrecí en la clausura la siguiente síntesis de su contenido.
“La propuesta inicial postulaba que ya está en marcha un movimiento irreversible hacia un mundo multipolar, debido a la declinación relativa, sobre todo en la economía y las finanzas globales, de Estados Unidos, la potencia hegemónica en los últimos decenios, y al ascenso veloz y sostenido de otras potencias, China en especial. Esta tesis fue objetada con el argumento de que la primacía estadunidense en el plano militar, expresión por excelencia del poder duro, se sostendrá aún por varios lustros debido a la enorme brecha en los arsenales estratégicos y en la tecnología nutrida por un gasto bélico mayor a la mitad del total mundial, y la renuencia de algunos otros actores, entre ellos la Unión Europea, a destinar en medida suficiente recursos que, por fortuna, se prefiere orientar a otras finalidades. Los nuevos balances surgen entonces en otras áreas globales: comercial, económica, monetaria y financiera, y se manifiestan en el ascenso de paradigmas culturales y estilos de vida alternativos al llamado american way of life. En suma –concluye la relatoría–, resultaría precipitado proclamar el inicio de un mundo verdaderamente multipolar.
“Se coincidió en la creciente trascendencia de otras expresiones de poder, como los llamados soft power y, novedosamente, green power. El primero alude a la influencia mundial derivada del avance del conocimiento, el rápido desarrollo tecnológico, la generación de innovaciones y, entre otras, la proyección cultural. Una manifestación reciente y creciente del poder suave, que involucra, además, a actores no estatales cuya influencia va en ascenso, es la expansión de las redes sociales, basadas en las modernas tecnologías de la información. Un crecimiento exponencial, al principio orientado sobre todo al intercambio social y al entretenimiento, se ha revelado como una poderosa herramienta de acción política y organizativa que ha estado presente, con diversos grados de influencia real, en acontecimientos muy diversos.
“El poder verde se centra en el desarrollo de respuestas tecnológicas y la construcción de nuevos equipos para restaurar y proteger el medio y mitigar el daño ambiental derivado de sistemas convencionales de producción y consumo. Los bienes y servicios ecológicos abren grandes oportunidades para que diversos países –Brasil, México y otros de la región entre ellos– se sumen a la vanguardia de acciones que responden a una imperiosa necesidad social y ofrecen una enorme oportunidad económica. En esas dos áreas, la multipolaridad es ya una realidad en expansión.
“Si se atiende al número de menciones, China atrajo el mayor interés en los intercambios entre los ponentes y con el público. Se le presentó como expresión de un ‘poder armonioso’, interesado en la evolución pacífica de la sociedad internacional y, en cierto sentido, como una potencia renuente a proyectar su poderío en formas que puedan ser resentidas por otros actores. Se advirtió, sin embargo, que, sobre todo en la competencia por el control y apropiación de recursos naturales de escasez creciente, el ascenso de China, en ausencia de acuerdos multilaterales efectivos, puede dar lugar a enfrentamientos y conflictos. La propuesta de que la Unión Europea, Estados Unidos y China –las tres mayores economías del planeta– constituyan una alianza trilateral para influir en la gestión de temas globales en Naciones Unidas, el Grupo de los Veinte y otros organismos fue vista como incompatible con la tendencia a confiar esa gestión a grupos más amplios y representativos. China, que es ahora uno de los mayores motores de crecimiento, debería pugnar por establecer con sus socios del mundo en desarrollo relaciones que rechacen los moldes tradicionales del intercambio norte-sur y, más aún, del colonialismo.
"La posición de México en el juego de las relaciones económicas globales fue discutida desde el prisma de su lugar en el hemisferio: sin terminar de integrarse al norte avanzado, por la exclusión del factor trabajo de los circuitos de integración y la falta de reconocimiento de las asimetrías, y distanciado del sur latinoamericano. Se propuso superar el dilema de privilegiar de manera exclusiva el relacionamiento estratégico con una u otra de las porciones del continente y buscar, en ambas, oportunidades de cooperación redituables y mutuamente benéficas. Se adujo, por otra parte, que la elección no puede eludirse, pues las opciones son, en buena medida, excluyentes. Si bien se confirmó la ventaja de una relación menos concentrada, no hubo coincidencia en si la diversificación debe buscarse en los márgenes que deja libres la integración en América del Norte, para hacer que ésta actúe por fin a favor del desarrollo y la simetría, o si se requiere un vuelco más decido hacia América Latina para integrarse al centro de poder global que ahí quizá se conformará en el horizonte de mediados de siglo. No dejó de advertirse que el actual no parece ser el mejor momento para la cooperación política regional, pues han desaparecido algunos comunes denominadores. Se trata, sin embargo, de una situación cambiante y fluida."
Cajón de sastre. En entrevista publicada el 22 de febrero, Felipe Calderón afirmó que “donde sí hay descoordinación es entre agencias en materia de seguridad en Estados Unidos. Nosotros vemos que la DEA, la CIE y el ICE siempre tienen una política de ‘Borondongo le dio a Bernabé’… La verdad es que no se coordinan y sí rivalizan”. Respondía a un cable de la embajada estadunidense en México, remitido más de un año antes y revelado por Wikileaks a finales de 2010, en el que se afirmaba que "las instituciones de seguridad [en México] están entrampadas en una competencia de suma cero, en donde el éxito de una agencia es percibido como el fracaso de otra; la información es mantenida aparte y casi no hay nada que se pueda llamar operación conjunta". Cuando sólo se puede imputar al acusador la acusación recibida, hay que preguntarse por qué hacerlo, excepto para aportar una alusión erudita. Hubiera sido mejor responder: “botellita de jerez…”
Hace dos semanas me referí a la inminente realización en la UNAM del seminario internacional México en los escenarios globales, una visión prospectiva. Concluyó el lunes 28. La última de sus sesiones sustantivas se refirió al tema "Evolución de los equilibrios geopolíticos: hacia un mundo multipolar". Como relator-moderador de esa sesión, ofrecí en la clausura la siguiente síntesis de su contenido.
“La propuesta inicial postulaba que ya está en marcha un movimiento irreversible hacia un mundo multipolar, debido a la declinación relativa, sobre todo en la economía y las finanzas globales, de Estados Unidos, la potencia hegemónica en los últimos decenios, y al ascenso veloz y sostenido de otras potencias, China en especial. Esta tesis fue objetada con el argumento de que la primacía estadunidense en el plano militar, expresión por excelencia del poder duro, se sostendrá aún por varios lustros debido a la enorme brecha en los arsenales estratégicos y en la tecnología nutrida por un gasto bélico mayor a la mitad del total mundial, y la renuencia de algunos otros actores, entre ellos la Unión Europea, a destinar en medida suficiente recursos que, por fortuna, se prefiere orientar a otras finalidades. Los nuevos balances surgen entonces en otras áreas globales: comercial, económica, monetaria y financiera, y se manifiestan en el ascenso de paradigmas culturales y estilos de vida alternativos al llamado american way of life. En suma –concluye la relatoría–, resultaría precipitado proclamar el inicio de un mundo verdaderamente multipolar.
“Se coincidió en la creciente trascendencia de otras expresiones de poder, como los llamados soft power y, novedosamente, green power. El primero alude a la influencia mundial derivada del avance del conocimiento, el rápido desarrollo tecnológico, la generación de innovaciones y, entre otras, la proyección cultural. Una manifestación reciente y creciente del poder suave, que involucra, además, a actores no estatales cuya influencia va en ascenso, es la expansión de las redes sociales, basadas en las modernas tecnologías de la información. Un crecimiento exponencial, al principio orientado sobre todo al intercambio social y al entretenimiento, se ha revelado como una poderosa herramienta de acción política y organizativa que ha estado presente, con diversos grados de influencia real, en acontecimientos muy diversos.
“El poder verde se centra en el desarrollo de respuestas tecnológicas y la construcción de nuevos equipos para restaurar y proteger el medio y mitigar el daño ambiental derivado de sistemas convencionales de producción y consumo. Los bienes y servicios ecológicos abren grandes oportunidades para que diversos países –Brasil, México y otros de la región entre ellos– se sumen a la vanguardia de acciones que responden a una imperiosa necesidad social y ofrecen una enorme oportunidad económica. En esas dos áreas, la multipolaridad es ya una realidad en expansión.
“Si se atiende al número de menciones, China atrajo el mayor interés en los intercambios entre los ponentes y con el público. Se le presentó como expresión de un ‘poder armonioso’, interesado en la evolución pacífica de la sociedad internacional y, en cierto sentido, como una potencia renuente a proyectar su poderío en formas que puedan ser resentidas por otros actores. Se advirtió, sin embargo, que, sobre todo en la competencia por el control y apropiación de recursos naturales de escasez creciente, el ascenso de China, en ausencia de acuerdos multilaterales efectivos, puede dar lugar a enfrentamientos y conflictos. La propuesta de que la Unión Europea, Estados Unidos y China –las tres mayores economías del planeta– constituyan una alianza trilateral para influir en la gestión de temas globales en Naciones Unidas, el Grupo de los Veinte y otros organismos fue vista como incompatible con la tendencia a confiar esa gestión a grupos más amplios y representativos. China, que es ahora uno de los mayores motores de crecimiento, debería pugnar por establecer con sus socios del mundo en desarrollo relaciones que rechacen los moldes tradicionales del intercambio norte-sur y, más aún, del colonialismo.
"La posición de México en el juego de las relaciones económicas globales fue discutida desde el prisma de su lugar en el hemisferio: sin terminar de integrarse al norte avanzado, por la exclusión del factor trabajo de los circuitos de integración y la falta de reconocimiento de las asimetrías, y distanciado del sur latinoamericano. Se propuso superar el dilema de privilegiar de manera exclusiva el relacionamiento estratégico con una u otra de las porciones del continente y buscar, en ambas, oportunidades de cooperación redituables y mutuamente benéficas. Se adujo, por otra parte, que la elección no puede eludirse, pues las opciones son, en buena medida, excluyentes. Si bien se confirmó la ventaja de una relación menos concentrada, no hubo coincidencia en si la diversificación debe buscarse en los márgenes que deja libres la integración en América del Norte, para hacer que ésta actúe por fin a favor del desarrollo y la simetría, o si se requiere un vuelco más decido hacia América Latina para integrarse al centro de poder global que ahí quizá se conformará en el horizonte de mediados de siglo. No dejó de advertirse que el actual no parece ser el mejor momento para la cooperación política regional, pues han desaparecido algunos comunes denominadores. Se trata, sin embargo, de una situación cambiante y fluida."
Cajón de sastre. En entrevista publicada el 22 de febrero, Felipe Calderón afirmó que “donde sí hay descoordinación es entre agencias en materia de seguridad en Estados Unidos. Nosotros vemos que la DEA, la CIE y el ICE siempre tienen una política de ‘Borondongo le dio a Bernabé’… La verdad es que no se coordinan y sí rivalizan”. Respondía a un cable de la embajada estadunidense en México, remitido más de un año antes y revelado por Wikileaks a finales de 2010, en el que se afirmaba que "las instituciones de seguridad [en México] están entrampadas en una competencia de suma cero, en donde el éxito de una agencia es percibido como el fracaso de otra; la información es mantenida aparte y casi no hay nada que se pueda llamar operación conjunta". Cuando sólo se puede imputar al acusador la acusación recibida, hay que preguntarse por qué hacerlo, excepto para aportar una alusión erudita. Hubiera sido mejor responder: “botellita de jerez…”
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