Samuel García / El Semanario
Fue una de las preguntas que le hizo el senador perredista Tomás Torres al presidente de la Cofetel, Mony de Swaan, durante la comparecencia del pleno de la Cofetel ante la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado el pasado martes.
Según los reportes de prensa, las preguntas y los comentarios en torno a la falta de autoridad de la Cofetel, a lo largo de cuatro horas de comparecencia, abundaron. El senador perredista argumentó: “Es preocupante el altísimo nivel de confrontación en el sector y la multiplicidad de los litigios. El Estado debe meterle mano; en la mesa se sienta quien ejerce el poder público”.
Otros senadores comentaron en el mismo sentido. El panista Juan Bueno Torio se lamentó por la debilidad de la Cofetel y preguntó: “¿Por qué no se pueden resolver pronto las controversias y los problemas?”. El priísta Fernando Castro, presidente de la comisión, dijo sarcásticamente: “debe ser enormemente frustrante el que no puedan hacer valer su papel de árbitro frente a los intereses en conflicto… que están a la luz de todos y que finalmente no encuentran y no tienen solución”, y preguntó a los comisionados: “¿Por qué no se les obliga a los operadores a arreglar sus redes de una vez?”.
Las críticas a la actuación de la Cofetel “llovieron” en la comparecencia ante los senadores pero, contrario a lo que se pudiera pensar, los comisionados y Mony de Swaan lograron lo que querían.
Y es que efectivamente —contestando al senador Torres— no hay autoridad en el país. Y no la hay porque se han construido instituciones débiles como un acto reflejo del largo ejercicio de un “capitalismo de cuates” en el país. Y si no, que lo digan de una vez a voz en cuello los titulares de las distintas comisiones de regulación y supervisión que existen o las decenas de auditores de los distintos órganos públicos en los diferentes niveles de gobierno.
Lo cierto es que la armadura jurídica e institucional con que cuenta la Cofetel es un ejemplo de esa debilidad. Y con ello no quiero justificar los errores cometidos por la propia Cofetel al no asumir una postura definida, por ejemplo, en la guerra que libran los gigantes de las telecomunicaciones. Pero estas batallas no se ganan a periodicazos ni en conferencias de prensa, sino con herramientas jurídicas eficaces en un marco institucional alineado con sus objetivos.
Creo que las severas críticas que lanzaron los senadores a la Cofetel por su manifiesta debilidad, también lograron el efecto de “hablar para adentro” y hacer pensar a los legisladores que a todos nos conviene una Cofetel mucho más fuerte en lo jurídico e institucional.
Sígale la pista…
Ayer leí en El Economista declaraciones de Patricio Flores Sandoval, secretario general del Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, SITATR, y vocero de la Confederación de Trabajadores de México. Según la nota del periódico, el sindicalista habría dicho “que no es conveniente para los trabajadores que se abra una nueva cadena de televisión, ya que traería como consecuencia una disminución en el salario y los trabajadores se verían afectados en el empleo”. Vaya personaje y vaya declaración. Estas son las ideas retrógradas que ya no tienen lugar en un México que debe mirar al futuro.
Fue una de las preguntas que le hizo el senador perredista Tomás Torres al presidente de la Cofetel, Mony de Swaan, durante la comparecencia del pleno de la Cofetel ante la Comisión de Comunicaciones y Transportes del Senado el pasado martes.
Según los reportes de prensa, las preguntas y los comentarios en torno a la falta de autoridad de la Cofetel, a lo largo de cuatro horas de comparecencia, abundaron. El senador perredista argumentó: “Es preocupante el altísimo nivel de confrontación en el sector y la multiplicidad de los litigios. El Estado debe meterle mano; en la mesa se sienta quien ejerce el poder público”.
Otros senadores comentaron en el mismo sentido. El panista Juan Bueno Torio se lamentó por la debilidad de la Cofetel y preguntó: “¿Por qué no se pueden resolver pronto las controversias y los problemas?”. El priísta Fernando Castro, presidente de la comisión, dijo sarcásticamente: “debe ser enormemente frustrante el que no puedan hacer valer su papel de árbitro frente a los intereses en conflicto… que están a la luz de todos y que finalmente no encuentran y no tienen solución”, y preguntó a los comisionados: “¿Por qué no se les obliga a los operadores a arreglar sus redes de una vez?”.
Las críticas a la actuación de la Cofetel “llovieron” en la comparecencia ante los senadores pero, contrario a lo que se pudiera pensar, los comisionados y Mony de Swaan lograron lo que querían.
Y es que efectivamente —contestando al senador Torres— no hay autoridad en el país. Y no la hay porque se han construido instituciones débiles como un acto reflejo del largo ejercicio de un “capitalismo de cuates” en el país. Y si no, que lo digan de una vez a voz en cuello los titulares de las distintas comisiones de regulación y supervisión que existen o las decenas de auditores de los distintos órganos públicos en los diferentes niveles de gobierno.
Lo cierto es que la armadura jurídica e institucional con que cuenta la Cofetel es un ejemplo de esa debilidad. Y con ello no quiero justificar los errores cometidos por la propia Cofetel al no asumir una postura definida, por ejemplo, en la guerra que libran los gigantes de las telecomunicaciones. Pero estas batallas no se ganan a periodicazos ni en conferencias de prensa, sino con herramientas jurídicas eficaces en un marco institucional alineado con sus objetivos.
Creo que las severas críticas que lanzaron los senadores a la Cofetel por su manifiesta debilidad, también lograron el efecto de “hablar para adentro” y hacer pensar a los legisladores que a todos nos conviene una Cofetel mucho más fuerte en lo jurídico e institucional.
Sígale la pista…
Ayer leí en El Economista declaraciones de Patricio Flores Sandoval, secretario general del Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, SITATR, y vocero de la Confederación de Trabajadores de México. Según la nota del periódico, el sindicalista habría dicho “que no es conveniente para los trabajadores que se abra una nueva cadena de televisión, ya que traería como consecuencia una disminución en el salario y los trabajadores se verían afectados en el empleo”. Vaya personaje y vaya declaración. Estas son las ideas retrógradas que ya no tienen lugar en un México que debe mirar al futuro.
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