martes, 29 de marzo de 2011

LO IMPORTANTE DEL MANEJO DE LOS INSTRUMENTOS ANTIRECESIVOS

Las políticas públicas tienen importante papel a jugar y pueden hacer una buena labor para sus sociedades porque el mercado puede ser orientado en la dirección correcta.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
La historia nos puede enseñar mucho, si sabemos buscar e interpretar las señales; y una de las lecciones fue el elevado costo económico y social de la medicina que le recetaron a la economía los encargados económicos de las dos administraciones que ejercieron el poder entre 1970 y 1982. No entendieron los límites económicos de la manipulación que hicieron a la economía.
La consecuencia fue una etapa inflacionaria larga, por inflar la demanda agregada mucho más allá de la capacidad que podría responder la planta productiva nacional con mayor oferta de bienes y servicios.
La consecuencia se cosechó con una elevada inflación y deterioro en la balanza de pagos, dando cumplimiento a un famoso dicho de don Rodrigo Gómez, estelar ex titular del Banco de México: “la maquinita de dinero primero saca pesos y luego saca dólares”.
Con esto traemos a colación la experiencia que probablemente vivirán las economías desarrolladas, por la coyuntura que se les presentará en un plazo relativamente corto.
Estados Unidos actuó con responsabilidad y valentía, cuando indujo a sus aliados industriales, como el Reino Unido y Francia, entre los principales, a que lo acompañaran en la aplicación de políticas expansionarías en los campos monetarios, crediticios y hacendarios de gasto público, que quizás ahora tengan que revertir, habiendo éstas cumplido su misión.
La protección a su planta productiva, y en cierto sentido también a sus fuerzas laborales, evitaron la caída del mundo en una profunda depresión.
Aún es temprano adelantarse a los acontecimientos, para concluir que es posible que tengan ahora que echar marcha atrás y generar reducciones en su demanda agregada, con superávit fiscales, que drenen liquidez de sus economías, para reducir potenciales presiones inflacionarias y de demanda excedentaria, que podrían amenazar con inflación a sus economías y a la economía global.
La lección es que la demanda agregada, creada para salvar la economía de una recesión, es buena pero tiene que absorberse y desaparecer, una vez echada a andar la economía. De lo contrario, esa nueva liquidez, consecuencia de la recuperación económica que propiciaron, se puede convertir en presión inflacionaria, al sumarse a la liquidez anteriormente creada.
De ahí la correcta percepción de los economistas que entienden de estas cosas: Las políticas públicas tienen importante papel a jugar y pueden hacer una buena labor para sus sociedades, porque el mercado puede ser orientado en la dirección correcta, cuando los países no pueden, ni deben, quedarse esperando mientras las fuerzas del mercado se tardan en responder o cuando la tarea les puede ser muy superior a su capacidad, dejado sólo el mercado.
Esas han sido las percepciones que hemos venido escuchando en los foros regionales que el Colegio Nacional de Economistas ha venido organizando, junto con los Colegios Estatales, desde finales de noviembre.
Ahora acabamos de concluir el CUARTO foro, que se convocó en la ciudad de Campeche, el viernes pasado, con la participación de los Colegios locales de los tres estados de la Región Península de Yucatán.
Como en los otros tres, participaron economistas de primer nivel de la Secretaría de Hacienda, del Banco de México, de la Asociación de Bancos de México, de los secretarios de Finanzas y Desarrollo Económico de dichos estados, de académicos y de los Colegios estatales, presentando ponencias que generaron gran interés y participación.
El objeto de los Foros Regionales, de los que terminará habiendo diez, es que los economistas de todo el país, asociados a los Colegios de Economistas estatales y el Nacional, participen en los diagnósticos de qué hacer con nuestra economía, que está trastabillando.
Ha habido críticas y debates. Entre las primeras, fue la crítica a la falta de crecimiento y creación de empleos en los últimos años. Por lo tanto, el debate se ha centrado en cómo recuperar los éxitos que en el pasado tuvimos; cuando México logró crecimientos anuales de 6% en términos reales, durante el medio siglo entre 1932 y 1982, logrando relativamente buen comportamiento en los precios en el que se tuvo experiencias diversas, pero ninguna de inflación alta. Lo importante fue que durante el último cuarto de siglo de ese largo periodo, la inflación escasamente pasó de 2% anual, y el crecimiento continuó entre 6 y 6.5%, con avances anuales significativos, que impactaron más allá del mero crecimiento, porque hubo desarrollo, con la creación de una clase media vital, avances en la educación en todo el país y la creación de un sector productivo fuerte.
En los 30 años siguientes, a partir de 1982, experimentamos inflaciones decrecientes, pero también decrecientes ritmos de actividad económica.
Entre 1982 y 2000, el crecimiento promedio anual de la economía registró poco más de 2% en términos reales; y entre 2000 y 2010, todavía menores ritmos, 1.7% promedio anual. Dos de esos años fueron influenciados por la recesión mundial, especialmente 2009.
El debate que se suscitó fue entre las tesis del joven economista, Rafael Gamboa González, titular de la unidad de banca de desarrollo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el veterano Alfredo Phillips Olmedo, ex funcionario por muchos años del Banco de México, del Banco de Comercio Exterior, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Social, ex embajador en Canadá y Japón, y director ejecutivo en el Fondo Monetario Internacional.
Él sostuvo que ya prácticamente no existía una banca de desarrollo en México; y que su función sería muy importante para lograr avances, con créditos y asistencia, en los sectores productivos del país, como ahora están teniendo otros latinoamericanos, entre los que sobresale Brasil.
Ante eso, Gamboa comentó que la historia de la banca de desarrollo no fue tan gloriosa; que en la década de los 70 la ineficiencia, la corrupción y los abusos en algunos de los bancos de desarrollo terminó secando los capitales de algunos, impidiendo que pudieran continuar operando.
Estos análisis y debates son especialmente importantes en la coyuntura actual, en que la Cámara de Diputados pronto actuará en la iniciativa de Ley Marco para la actuación y objetivo de fortalecer la banca de desarrollo, aprovechando la rica experiencia de México en la materia.
Aplaudimos el debate y seguiremos promoviéndolo para lograr encontrar las mejores propuestas y soluciones para el bien de México y rescatar de nuevo al Colegio Nacional de Economistas, como el centro del debate económico nacional.
* Presidente de El Colegio
Nacional de Economistas

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