El presidente de EE UU presenta un nuevo concepto del liderazgo internacional basado no en la actuación unilateral sino en el compromiso mundial
ANTONIO CAÑO | EL PAÍS
Barack Obama defendió anoche la intervención en Libia como la respuesta a una emergencia humanitaria de la que Estados Unidos no se podía desentender y presentó un nuevo concepto del liderazgo internacional norteamericano basado, no en la actuación unilateral allí donde Washington crea necesario, sino en la creación de las condiciones para un amplio compromiso mundial a favor de las causas justas. Fue un discurso importante en el curso de esta Administración que define a un presidente multilateralista y guiado por los valores de los derechos humanos.
"Como presidente", dijo en una intervención en Fort McNair, en Washington, "me niego a esperar a las imágenes de matanzas y fosas comunes antes de pasar a la acción".
Libia no es un lugar en el que los intereses vitales de Estados Unidos estén en juego. No es por eso por lo que Obama decidió actuar. Tampoco tiene este presidente, según confesó en su intervención en Fort McNair, la voluntad de intervenir siempre que el riesgo de una amenaza humanitaria lo requiera. Pero sí cree una obligación hacerlo en casos en los que actuar pueda cambiar significativamente las cosas y el cálculo de beneficios y costes lo aconseje. Ese es exactamente, según su criterio, el caso de Libia, donde el ataque de la coalición occidental ha evitado una tragedia en Bengasi, ha obligado a replegarse a las tropas de Muamar el Gadafi y ha permitido una contraofensiva de las fuerzas rebeldes.
"En este país concreto y en este momento particular teníamos la oportunidad de evitar una tragedia, contábamos con una poderosa coalición internacional que nos respaldaba y teníamos que hacerlo", afirmó Obama frente a quienes dentro de Estados Unidos le han recriminado en los últimos días el uso del Ejército norteamericano en un lugar que no es prioritario para este país.
"Es cierto que Estados Unidos no puede usar su fuerza militar en cualquier lugar en el que hay represión", admitió. "Dado el coste y los riesgos de una intervención, tenemos que poner nuestros intereses en contrapeso con la necesidad de actuar. Pero eso no puede ser un argumento para no actuar nunca en defensa de lo que es justo".
Riesgo de divisiones en la coalición
Esta intervención tiene un límite, añadió. "Si tratamos de derrocar a Gadafi por la fuerza", dijo, "nuestra coalición se dividirá, tendríamos que poner tropas sobre el terreno o arriesgar muchas vidas de civiles atacando desde el aire. Los peligros a los que tendrían que hacer frente nuestros hombres y mujeres en uniforme serían mucho mayores".
Obama descartó esa estrategia. "Para decirlo crudamente, ya hicimos eso en Irak. Gracias a los extraordinarios sacrificios de nuestras tropas, tenemos esperanzas sobre el futuro de Irak. Pero eso ha costado ocho años, las vidas de miles de norteamericanos e iraquíes y un billón de dólares".
Eso no es liderazgo, aseguró el presidente. "El liderazgo norteamericano no es cuestión de ir solos y asumir todos los riesgos. El verdadero liderazgo es crear las condiciones y las coaliciones que permitan que otros den también un paso adelante".
ANTONIO CAÑO | EL PAÍS
Barack Obama defendió anoche la intervención en Libia como la respuesta a una emergencia humanitaria de la que Estados Unidos no se podía desentender y presentó un nuevo concepto del liderazgo internacional norteamericano basado, no en la actuación unilateral allí donde Washington crea necesario, sino en la creación de las condiciones para un amplio compromiso mundial a favor de las causas justas. Fue un discurso importante en el curso de esta Administración que define a un presidente multilateralista y guiado por los valores de los derechos humanos.
"Como presidente", dijo en una intervención en Fort McNair, en Washington, "me niego a esperar a las imágenes de matanzas y fosas comunes antes de pasar a la acción".
Libia no es un lugar en el que los intereses vitales de Estados Unidos estén en juego. No es por eso por lo que Obama decidió actuar. Tampoco tiene este presidente, según confesó en su intervención en Fort McNair, la voluntad de intervenir siempre que el riesgo de una amenaza humanitaria lo requiera. Pero sí cree una obligación hacerlo en casos en los que actuar pueda cambiar significativamente las cosas y el cálculo de beneficios y costes lo aconseje. Ese es exactamente, según su criterio, el caso de Libia, donde el ataque de la coalición occidental ha evitado una tragedia en Bengasi, ha obligado a replegarse a las tropas de Muamar el Gadafi y ha permitido una contraofensiva de las fuerzas rebeldes.
"En este país concreto y en este momento particular teníamos la oportunidad de evitar una tragedia, contábamos con una poderosa coalición internacional que nos respaldaba y teníamos que hacerlo", afirmó Obama frente a quienes dentro de Estados Unidos le han recriminado en los últimos días el uso del Ejército norteamericano en un lugar que no es prioritario para este país.
"Es cierto que Estados Unidos no puede usar su fuerza militar en cualquier lugar en el que hay represión", admitió. "Dado el coste y los riesgos de una intervención, tenemos que poner nuestros intereses en contrapeso con la necesidad de actuar. Pero eso no puede ser un argumento para no actuar nunca en defensa de lo que es justo".
Riesgo de divisiones en la coalición
Esta intervención tiene un límite, añadió. "Si tratamos de derrocar a Gadafi por la fuerza", dijo, "nuestra coalición se dividirá, tendríamos que poner tropas sobre el terreno o arriesgar muchas vidas de civiles atacando desde el aire. Los peligros a los que tendrían que hacer frente nuestros hombres y mujeres en uniforme serían mucho mayores".
Obama descartó esa estrategia. "Para decirlo crudamente, ya hicimos eso en Irak. Gracias a los extraordinarios sacrificios de nuestras tropas, tenemos esperanzas sobre el futuro de Irak. Pero eso ha costado ocho años, las vidas de miles de norteamericanos e iraquíes y un billón de dólares".
Eso no es liderazgo, aseguró el presidente. "El liderazgo norteamericano no es cuestión de ir solos y asumir todos los riesgos. El verdadero liderazgo es crear las condiciones y las coaliciones que permitan que otros den también un paso adelante".
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