Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
¿Es concebible un político que pasa 12 años de su vida recluido en una mazmorra infrahumana por ser militante de la guerrilla tupamara y puede mirar sin odios ni rencores? Sí, si pensamos en Pepe Mujica.
¿Es concebible un político que, contra el devastador desfondamiento de la vida comunitaria, mantiene y da vigor a su apuesta por el respeto, la política y la palabra? Sí, si pensamos en Pepe Mujica.
Un hombre sabio y cabal se ha dicho, que no se engañaba a sí mismo ni descalificaba al adversario con cargo a su indiscutible autoridad histórica. Asumía que, sin ser perfecta, la democracia era el único camino civilizado, capaz de construir y reconstruir sociedades enteras, como ocurrió con su patria.

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