Carlos Ramírez - El Independiente
El asesinato artero de dos funcionarios del primer círculo de poder en la Ciudad de México y por lo tanto en el segundo nivel de poder del Estado nacional mostró el agotamiento de todas las estrategias de seguridad pública y estalló en un modo de un colapso de seguridad interior. Sea cual sea el grupo agresor, el mensaje fue muy claro: el crimen desafió al Estado.
De ahí la importancia de salirse de las estrategias de grupos gobernantes, las de Miguel de la Madrid a Claudia de Sheinbaum Pardo, y la necesidad de diseñar un acuerdo de Estado con todas las fuerzas económicas, sociales y políticas. En pocas palabras, los crímenes de ayer martes 20 de mayo en la calzada de Tlalpan destruyeron el modelo gubernamental aislado López Obrador-Sheinbaum.
Es muy amplio el contexto en el que ocurrieron los asesinatos en Tlalpan. Y cada uno tendrá capacidad para agregarle escenarios de cualquier tipo. Pero lo cierto fue que los asesinatos contra altos funcionarios del Estado a nivel capitalino ocurrieron horas después de que se celebró la aprobación de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del Gobierno actual como continuidad de la estrategia de la administración del presidente López Obrador.

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