- El crecimiento de 0.6 por ciento del PIB anual, confirmado ayer por el INEGI, esconde tras de sí diferencias profundas
Enrique Quintana - El Financiero
México nunca ha sido una economía uniforme. Es, más bien, un mosaico de realidades, un conjunto de contrastes que conviven y compiten todos los días.
Lo digo porque el crecimiento de 0.6 por ciento del PIB anual, confirmado ayer por el INEGI, esconde tras de sí diferencias profundas.
Es el mismo país que fabrica autos de última generación en Coahuila y, al mismo tiempo, intenta —con enormes retos— impulsar trenes turísticos en plena selva maya.
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