Samuel García - El Sol de México
No todo lo que brilla es oro. Aunque algunos indicadores sugieren que la economía mexicana no está tan mal como se pensaba al principio, sería ingenuo concluir que va por buen camino.
La economía creció 0.2% en el primer trimestre del año respecto del trimestre anterior, a contracorriente de la mayoría de los analistas quienes habían pronosticado una nueva caída. Las remesas que llegaron a México en marzo subieron 16% respecto de febrero y alcanzaron 5,150 millones de dólares, a pesar de la agresiva política antiinmigrante de Trump. La nueva inversión extranjera directa creció 80% en el primer trimestre respecto del anterior, y fue motivo de festejo por el secretario de Economía y la presidenta en una mañanera la semana pasada. Y Trump anunció rebajas arancelarias a México y Canadá en virtud del T-MEC, lo que daría al país ventajas relativas frente a países competidores en el mercado estadounidense.
Por su parte, la presidenta Sheinbaum ha sido cuidadosa de no enfrentar a Trump en la arena pública con buenos réditos para su popularidad, relanzó el Plan México como el estandarte de su programa de sustitución de importaciones, se ha rodeado de un grupo de empresarios y líderes empresariales afines, y ha desacreditado cualquier pronóstico de estancamiento o caída de la economía, venga de donde venga, sea del FMI o de la OCDE. La reunión a inicios de mayo con los banqueros mostró que la presión por impulsar el “sí se puede” de su gobierno, le ha rendido frutos.
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