León Bendesky - Periódico La Jornada
La tecnología y la innovación se consideran como las fuentes primarias del progreso económico. Como apunta Joel Mokyr, reciente Nobel, también han generado una ansiedad cultural a lo largo de la historia. La tecnología, dice, se ha representado en diversas ocasiones como algo extraño, incomprensible, poderoso, amenazante y hasta posiblemente incontrolable.
El asunto se asocia con el efecto del progreso tecnológico en la sustitución del trabajo por las máquinas, lo que provoca el desempleo tecnológico, con sus diversas consecuencias y, además, la inquietud asociada con las implicaciones morales del proceso tecnológico sobre el bienestar humano.
Hoy, presenciamos un fenómeno de rápido y amplio cambio tecnológico, asociado con lo que genéricamente se denomina como inteligencia artificial (IA) y que provoca el entusiasmo, en ocasiones desbocado, de una parte, y la incertidumbre y temor de otra.

No hay comentarios:
Publicar un comentario