Por: Luis Miguel González - El Economista
¿En qué se parecen las cumbres de cambio climático a la Selección Mexicana de Futbol? En que no importa qué tan bajas sean las expectativas, siempre decepcionan. En París en 2015, se fijó el objetivo de limitar a 1.5 grados centígrados el incremento de la temperatura del planeta respecto a los niveles preindustriales. Diez años después, en la COP30 en Belém, Brasil, quedó claro que no se logrará. La Cumbre Global de Medio Ambiente está a punto de terminar y no hay nada que celebrar, luego de dos semanas de reuniones entre representantes de 189 países.
Muchas razones para ocuparse y preocuparse. Hay una posibilidad real de que el incremento llegue a los 3 grados hacia el 2050, advierte António Guterres, secretario general de la ONU. Los compromisos de reducción de emisiones expresados en los planes nacionales son insuficientes y equivalen a menos de la tercera parte de lo que se necesita, según Guterres.
Si no se consigue mantener el 1.5 y llegamos a incrementos de 3 grados, deberemos prepararnos para un escenario donde habrá olas de calor extremas, tormentas cada vez más intensas, sequías, incendios e inundaciones. Estos fenómenos complicarán la producción de alimentos, provocarán migraciones forzadas y exacerbarán algunas de las tensiones geopolíticas actuales.
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