Carlos Ramírez - El Independiente
Un poco tarde –aunque en política nada es tan tarde–, el gabinete presidencial político se percató que las últimas marchas, manifestaciones, protestas y bloqueos tienen orígenes, sentido políticos, en tanto que la política es la administración del poder.
Pero el gabinete político podría encontrar respuestas inmediatas si tomara el teléfono y llamara al Palacio de Invierno de Palenque porque ahí vive –y dicen que un poco con el descargo del poder cotidiano– el político que descubrió, potenció y convirtió el uso de la protesta en una industria rentable para sacar beneficios políticos.
Andrés Manuel López Obrador inició el camino de las protestas en las calles como una forma de utilizar las movilizaciones al margen de las reglas y las instituciones y obtener beneficios. Y llegó al caso en que organizó a los barrenderos de la capital de Tabasco para protestar por el abuso y la explotación y los trajo a la Ciudad de México para un plantón en el Zócalo capitalino en septiembre de 1993, arrinconando al presidente Salinas de Gortari por un evento en curso: el grito de la independencia y desfile militar. Y el entonces regente Manuel Camacho Solís tuvo que hacer alardes de la política –con dinero público– para levantar el plantón y permitir las ceremonias.

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