Carlos Ramírez - El Independiente
Después de casi 19 años de estrategia definida como agresiva, de cuatro presidentes y un nuevo gobierno y de la movilización de recursos inimaginables para combatir la inseguridad en Michoacán y a partir de ahí en toda la República, Palacio Nacional tomó antier domingo la decisión en concreto de lanzar una tercera guerra contra el narcotráfico en esa plaza y de ahí en otras zonas controladas por el crimen organizado.
Las decisiones del Plan Michoacán 3.0 –antes fueron el 1.0 de Felipe Calderón Hinojosa y el 2.0 de Enrique Peña Nieto– parten de manera estricta del ejercicio constitucional del Ejecutivo federal para movilizar las estructuras de fuerza del Estado dentro de la doctrina de seguridad interior que era incumplida en Michoacán y lo es en prácticamente toda la República. La seguridad interior es la “condición que proporciona el Estado mexicano para salvaguardar la seguridad de sus ciudadanos y el desarrollo nacional mediante el mantenimiento del Estado de Derecho y la gobernabilidad democrática en todo el territorio nacional”.

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