Por: Arturo Damm Arnal - La Razón de México
Vimos, en el anterior Pesos y Contrapesos, que posibles fuentes de financiamiento del gasto gubernamental, sobre todo cuando no es factible aumentar impuestos, y no es prudente incrementar de la deuda, son: los fondos de las Afores, las reservas de dólares del Banco de México, el poder del Banco de México para producir dinero, y la venta (por demás improbable), de Pemex y CFE.
Ya vimos el tema de las Afores y de las reservas del Banco de México, y nos quedamos a la mitad del tema del poder del banco central para producir dinero, poder que muchos gobernantes quisieran ejercer, porque podrían gastar más, siempre “en beneficio del pueblo”, sin la necesidad de cobrar más impuestos (con el enojo de los contribuyentes, quienes verían reducido su ingreso disponible), y sin la necesidad de endeudarse más (con el inconveniente, inmediato, del pago de los intereses, y, mediato, de la liquidación del principal, para lo cual tendrían que cobrarse más impuestos, lo que se conoce como la equivalencia ricardiana o el teorema de Barro).
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