Mario Maldonado - Sonora Presente
Desde los primeros minutos del sábado, la presidenta Claudia Sheinbaum estuvo monitoreando en tiempo real las protestas convocadas por jóvenes de la llamada Generación Z y pidió informes detallados sobre los desplazamientos, riesgos y posibles focos de violencia. Había preocupación por tratarse de la primera manifestación en contra de su gobierno. El viernes, en las reuniones del Gabinete de Seguridad se anticiparon escenas de violencia. Las últimas grandes movilizaciones en el país habían derivado en episodios de confrontación, como ocurrió con la marcha del 2 de octubre y las manifestaciones del caso Ayotzinapa.
El sábado, sin embargo, la tensión fue mayor. En la Ciudad de México se esperaba una concentración heterogénea: jóvenes organizados vía redes sociales, estudiantes universitarios, víctimas de la violencia, colectivos feministas, activistas anticorrupción y grupos que han abanderado múltiples causas, pero que confluyeron en el mismo hartazgo por la inseguridad, la corrupción y la impunidad. Y es que a pesar de que el gobierno presume una reducción del 32% en los homicidios dolosos —al pasar de un promedio de 86.9 asesinatos diarios en septiembre de 2024 a 59.5 en septiembre de 2025— los datos del Inegi muestran otra cara del problema: una de cada cinco víctimas de homicidio en México en 2025 es de entre 15 y 24 años, y casi la mitad de todos los asesinatos corresponde a población de entre 15 y 34 años. Ese fue el verdadero combustible de la protesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario