Por: Arturo Damm Arnal - La Razón de México
El comportamiento de la inversión fija bruta (nueve meses de crecimiento negativo), es la prueba más clara de la desconfianza de los empresarios para invertir directamente en México, como lo confirma el indicador de confianza empresarial del INEGI.
En escala de cero (total desconfianza), a cien (confianza total), en julio de 2024 la confianza de los empresarios (de la manufactura, el comercio, la construcción, y los servicios privados no financieros), para invertir directamente fue de 38.6 puntos, muy baja, preocupante. Un año después, en julio pasado, fue de 31.2 puntos, más baja, más preocupante, porque de esa confianza depende cuánto se invierte directamente, y de cuánto se invierte directamente dependen la producción de bienes y servicios, y por ello el crecimiento de la economía, la creación de empleos y la generación de ingresos, y por ello el bienestar de las personas, que ya se ha visto afectado.
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