- Si Banxico confundiera su papel y aceptara formalmente hoy en México un mandato dual, correría el riesgo de que, en momentos de debilidad económica, se le presione a reducir tasas o a relajar su postura aun cuando la inflación no esté plenamente controlada.
Enrique Quintana - El Financiero
Ayer, en la ceremonia del centenario del Banco de México, la presidenta Sheinbaum señaló que no es posible un país con baja inflación, pero sin crédito, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas.
“El financiamiento debe dejar de ser un privilegio y convertirse en motor con desarrollo incluyente; un país con baja inflación, pero sin crédito suficiente, es un país que se queda corto en su potencial de crecimiento”.
Tiene razón. Pero ese tema no es tarea del Banxico.
En los últimos meses ha comenzado a discutirse, en círculos políticos y académicos, si el Banco de México debería ampliar su mandato para incluir explícitamente objetivos de crecimiento económico además de su tarea central: preservar la estabilidad de precios. Aunque la idea puede sonar atractiva en el discurso, la experiencia internacional advierte que confundir los fines de un banco central puede ser riesgoso.
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