- Sheinbaum va perdiendo la batalla, no por falta de recursos, sino porque es parte de su compromiso con López Obrador: cuidar a sus leales y evitar un daño, como lo cree, al movimiento de la ‘cuatroté’.
Raymundo Riva Palacio - El Financiero
Aparentemente atada de manos, la presidenta Claudia Sheinbaum hizo lo que tenía a su alcance como medida preventiva para que los escándalos por los viajes y lujos en los que se han visto involucrados personajes de Morena no le peguen a su gobierno. Después de que fue visto en un lujoso hotel de Lisboa Mario Delgado, el secretario de Educación, exigió a su gabinete que debían actuar sin excesos ni exhibicionismos, porque podrían ser despedidos. Sheinbaum está tratando de corregir la prepotencia y arrogancia que está caracterizando al segundo piso de la ‘cuatroté’, aunque sus posibilidades reales de hacerlo de manera integral son limitadas.
La decisión de Sheinbaum es consecuencia del escándalo generado por las fotografías de personajes de Morena que gozaron de vacaciones de millonarios en Europa, y las de Andrés López Beltrán, secretario de Organización del partido, en Japón. Aunque en el caso de los políticos en Europa fue un trabajo del Centro Nacional de Inteligencia para exhibirlos, los excesos que revelaron las comparaciones de los costos de hoteles superaron el objetivo de meramente ponerlos en una vitrina para debilitarlos. Inesperadamente, le abrió una oportunidad para beneficiarse políticamente.
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