- La presidenta Sheinbaum no está libre de culpa; al asumir el cargo no lo removió, a pesar de que eran evidentes la inoperancia de la institución y la incapacidad del nombrado.
Por Elisur Arteaga Nava - Proceso
Por ironías de la vida, el expediente que encumbró a Pablo Gómez Álvarez y que lo llevó a ocupar cargos públicos ahora lo abate: su antiimperialismo. Su pensamiento no se actualizó; se anquilosó. No quiso admitir lo evidente: que México, por la negligencia de AMLO, pasó a ser satélite de la potencia del norte. En otras palabras: se convirtió en una colonia.
La Unidad de Inteligencia Financiera, por la naturaleza de las funciones que tiene encomendadas, debió investigar e intercambiar la información que recababa con nuestro principal socio en seguridad y patrón en todo lo demás: Estados Unidos. Al parecer, por cuestiones ideológicas, no lo hizo o no lo realizó en la medida en que las autoridades de ese país esperaban.

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