- Una encuesta de movilidad social muestra que el 50% de las personas que nacen en los estratos de más bajos recursos económicos no superan su condición de pobreza
Carlos S. Maldonado - México - El País
María Mancilla tiene 65 años y no deja de trabajar. Lleva más de 30 años dedicada a la limpieza de casas y las deudas la hacen mantenerse activa laboralmente, a pesar de sus dolores de espalda y su bronquitis. Ingresa unos 7.500 pesos mensuales (unos 375 dólares) y una buena parte se va a las deudas. Mancilla apenas terminó la primaria, su hija llegó hasta la preparatoria y su madre ni pisó la escuela. Ella es el rostro de un México que perpetúa la desigualdad: el 50% de las personas que nacen en los estratos de más bajos recursos económicos no superan su condición de pobreza. “Tenemos un problema estructural de repetición del ciclo intergeneracional de la pobreza”, afirma Roberto Vélez, director ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Ceey).
Ese centro, que desde 2006 prepara una encuesta sobre la movilidad social en México, presentó la semana pasada un informe que arroja datos que incomodan: los mexicanos que nacen pobres enfrentan enormes problemas para mejorar su condición. En otras palabras, “la pobreza en México tiene un alto componente hereditario”. Es la pobreza que ha heredado María Mancilla, que en su caso se refuerza por ser mujer. “Tengo que trabajar mucho para vivir mejor que como vivió mi madre”, asegura.
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