Sobreaviso
René Delgado - El Siglo de Torreón
Si antes, el simple ingreso a Morena suponía una suerte de purificación que borraba malos antecedentes, ahora esa fuerza debería practicar una depuración. Conversos, advenedizos y acomodaticios de viejo y nuevo cuño están provocando estragos en la credibilidad y la legitimidad de la causa que, en principio, ese movimiento postula, impulsa y defiende.El poder atrae desde luego, pero también desgasta y si no se cuida, dirige y administra adecuadamente abre apetitos, genera intereses y despierta tentaciones que, a la postre, lo socavan. Síntomas de soberbia, abuso, arbitrariedad, corrupción e, incluso, de asociación con el crimen comienzan a aflorar en Morena. Con tal cúmulo de poder, mal no haría el movimiento en abrirse a debatir cuanto está sucediendo en su interior: el supuesto equilibrio entre principios y eficacia que pregonaba su líder se está perdiendo.Engolosinarse con el poder provoca indigestión política.
***En estos días, el morenismo está volcado en afiliar militantes: diez millones es la meta.La campaña "Somos millones, súmate a Morena" impulsa la idea de que caben todas y todos y siempre tendrá lugar uno más. Ese objetivo resta importancia a cuatro asuntos clave: recoger lo que se encuentra sin reparar en lo que tiene dentro (en más de un caso, cuadros impresentables); no advertir los síntomas de descomposición que cobran fuerza en su seno; rehuir medidas disciplinarias para conjurar el desvío o la torcedura de propósitos; y eludir el debate interno sobre el estado y la dirección del movimiento.Más allá de filias y fobias sobre el polémico personaje, el todavía presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña dice sobre Morena lo siguiente, al final de la entrevista concedida a Entredichos de El Financiero TV (http://tiny.cc/hump001): "...nos hace falta un espacio de discusión interno, nuestro, del movimiento. De Morena y de los partidos del movimiento, donde podamos analizar, discutir.
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