|
Uno de los temas que día a día cobra
mayor fuerza en la campaña por la Presidencia de Estados Unidos es el
referente a la creciente pobreza de su población. Está por publicarse la
información correspondiente al año 2011 y todos los indicadores apuntan
a que ésta será muy negativa, ya que es plausible esperar una cifra
récord de la población que se encuentra en situación de pobreza extrema,
la cual ellos la miden como aquélla población que percibe la mitad de
los ingresos que definen la línea de pobreza.
Gracias a la información publicada se conoce que en la actualidad
existen 46 millones de estadunidenses que viven en pobreza, lo cual
representa 15 por ciento de su población total. También se sabe que 20
por ciento de los niños norteamericanos y cerca de 40 por ciento de los
niños afroamericanos habitantes de ese país son pobres.
Es, según los analistas, la “industria” de mayor crecimiento en
Estados Unidos, resultado de las decisiones tomadas fundamentalmente por
los representantes del partido republicano, quienes al parecer tienen
como objetivo, además de su lucha en contra de las mujeres, la menor
consideración posible por los pobres.
A pesar de los esfuerzos del presidente Obama, se
han ido reduciendo los recursos para los programas que atienden a las
personas en situación de pobreza, como son los casos de la seguridad
social y la educación, entre otros.
Y son los norteamericanos quienes han demostrado claramente la
relación directa que existe entre educación y pobreza. A mayor educación
mejores condiciones de vida y de empleo. Algunos ejemplos lo muestran:
los niños cuyos padres ganan menos de 15 mil dólares al año tienen 20
por ciento menos de oportunidades para acceder a la preprimaria, en
comparación con los niños de las familias que ganan más de 50 mil
dólares anuales.
Las escuelas con el mayor índice de pobreza reciben apoyos entre mil y
dos mil dólares menos por alumno que las escuelas que no están en
situación de pobreza. Esto conduce a que los mejores profesores, las
mejores instalaciones, etcétera, se concentren en los estratos de mayor
nivel económico, haciendo que se ensanche la brecha entre pobres y ricos
en aquel país.
Lo peor es que esta situación es cada día más lacerante y en la
campaña política en curso, el tema principal sigue siendo la reducción
del déficit, como si esto fuera la varita mágica que va a resolver el
problema.
En México conocemos bien esta postura sobre la reducción del déficit,
como instrumento para la creación de mayor empleo y el combate a la
pobreza. En ningún país se ha podido demostrar su éxito.
La posición del partido republicano, expresada por el señor Paul Ryan, quien fue escogido como el compañero de fórmula del señor Mitt Romney,
es quizá una de las más siniestras que se pueden conocer. Para reducir
el déficit han propuesto que se cancele el salario mínimo, debido a la
recesión que viven. Ello, a pesar de que dicho salario, de 7.25 dólares
la hora, no ha aumentado mayormente durante los últimos 20 años y hoy,
descontada la inflación, representa menos de lo que era en 1968. También
proponen reducir sensiblemente los apoyos que se destinan a los
estudiantes que ingresan a la universidad; si ya de por sí una gran
proporción de ellos no puede con el pago de sus créditos, esta medida
sería una bola de nieve.
Además, tienen otras propuestas sobre los impuestos, como reducirlos
25 por ciento a los más ricos y, a la vez, incrementarlos a aquéllos que
perciben hasta 30 mil dólares al año.
Varios analistas han mencionado que se trata de la mayor
redistribución del ingreso de los más pobres hacia los más ricos en la
historia moderna de Estados Unidos.
El pueblo norteamericano se encuentra en una situación difícil y si
llegaran a ganar los republicanos seguramente la situación sería
insostenible. Esperemos que los votantes de aquel país rechacen las
propuestas que los conducirían a una crisis de mayor consideración que
sus burbujas económicas.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario