Que nadie se dé por inocente ni por sorprendido. Las decenas de hombres enmascarados que reventaron la marcha de la Generación Z en la Ciudad de México y en otras entidades fueron porros a sueldo de la Cuarta Transformación.
Ramón Alberto Garza - Código Magenta
Lo que ignoramos es si fueron enviados por el gobierno en turno, el de la presidenta Claudia Sheinbaum, para desacreditar la primera gran protesta nacional contra su gobierno o si esos encapuchados de negro fueron apadrinados desde Palenque, donde se refugia el jefe de la “nomenklatura” de Morena, Andrés Manuel López Obrador, la corrupta élite política que busca debilitar y someter -a cualquier precio- a su sucesora, quien en su primer año de gobierno se dedicó a perseguir -o al menos a no defender- a su hijo, el huachicolero Andy López Beltrán, a su “hermano”, el “barredor” Adán Augusto López y a media docena de altos delincuentes morenistas que saquearon las arcas y pactaron con el crimen organizado.
La represión de la que fuimos testigos el sábado, en el Zócalo de la Ciudad de México y que dejó un saldo de 120 heridos y 40 detenidos, sólo apunta a quienes ayer -cuando eran jóvenes de aquellas disidencias de 1968, de 1971 y de 1986- utilizaron la protesta contra el PRI y contra el PAN para buscar su salida del poder. Hoy son esos mismos “idealistas de izquierda” los que con su autocracia se muestran intolerantes a cualquier disidencia. Claudia Sheinbaum, por sus razones, y Andrés Manuel López Obrador, por las suyas, buscan inhibir la salida de los ciudadanos a las calles. Y si fracasan, promueven la violencia para crear el “Estado de Excepción” que les dé el pretexto para la represión, para suspender garantías. Si en 1968 y en 1971 -con el PRI- utilizaron para esos fines a Los Halcones, en 2025, el nuevo bloque de choque son los “Cuervos del Bienestar”.
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