Isacc Katz - El Economista
Hay dos obras con el título Crimen y castigo. La primera es la novela del escritor ruso Fiódor Dostoyevski publicada en 1866; la segunda es el artículo del Premio Nobel de Economía Gary S. Becker, “Crime and Punishment: An Economic Approach”, publicado en el Journal of Political Economy en 1968. De esta segunda obra hice un somero análisis en mi artículo de la semana pasada, que vale la pena traer nuevamente a este artículo, sobre todo porque no hubo espacio para analizar las consecuencias de que un crimen quede sin castigo.
Como apunté, un individuo que evalúa cometer un delito compara el beneficio esperado de perpetrarlo con el costo esperado que enfrentaría si es condenado. Veamos primero el beneficio esperado de delinquir, el cual puede ser de tres tipos: pecuniario, no pecuniario y una combinación de ambos.
El pecuniario implica un beneficio monetario y tiene como fuente los siguientes delitos: asalto, robo de bienes para posteriormente venderlos, fraude, extorsión, cobro de piso, secuestro, trata y producción y tráfico de drogas. Los no pecuniarios son básicamente la satisfacción derivada de cometer el delito, que va desde “pasarse un alto”, “saltarse la fila” con el consabido “pendejos, me los chingué” (en una taquilla, en la entrada a un evento, en la salida del Periférico, etcétera) hasta la que se obtiene de perpetrar actos como el homicidio, la violación y la pedofilia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario