Carlos Ramírez - El Independiente
La expectativa del Gobierno mexicano de lograr un “acuerdo general” con Estados Unidos para reordenar el camino abandonado del Diálogo de Alto Nivel y para construir mesas de negociación directa que eviten las guerras mediáticas se viene abajo cada vez que Palacio Nacional insiste en estar conversando y Donald Trump aprovecha la menor oportunidad para señalar que en México es un narcoestado y que sus gobernantes están involucrados con los cárteles de la droga.
Más que un diálogo de sordos, las relaciones en torno al “acuerdo general” son una salida que busca México para procesar de manera ordenada las quejas de Estados Unidos, pero el presidente estadounidense y sus principales funcionarios de inteligencia y seguridad nacional civil y militar solo quieren que México –y no dicen cómo– desmantele o entregue a los siete cárteles de la droga que ya fueron identificados como narcoterroristas por el Departamento de Estado.
Nada de lo que haga o deje de hacer la presidenta mexicana, su burócrata canciller y su nervioso secretario de Economía, encuentra algún espacio para encauzar la propuesta inteligente de un “acuerdo general”, pero se trata de negociaciones de un solo lado y nadie en la Casa Blanca quiere ir más allá del discurso machacón de Trump sobre la política y el narcoestado.
Nota: Las opiniones aqui expresadas son responsabilidad exclusiva del autor, no necesariamente reflejan el punto de vista de este Blog

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