Carlos Ramírez - El Independiente
La aparición del expresidente exiliado Enrique Peña Nieto en el programa matutino de Ciro Gómez Leyva fue uno de los grandes imponderables de la política mexicana que vino a descuadrar el círculo de la política lopezobradorista. Más que elementos de inestabilidad política, el país entró en una zona de tensiones al interior de la frágil coalición gobernante y adelantó las dos agendas que se esperaban hasta finales del año próximo: las legislativas de 2027 y las presidenciales de 2030.
El significado del virtual regreso de Peña Nieto a la política mexicana pareció encontrar la levadura que desajustó las relaciones con la oposición, descolocó en la coalición gobernante, redujo la distancia táctica del presidente emérito López Obrador en Palenque, amplió las dificultades para encontrar representaciones para su mensaje político, encontró el debilitamiento de su primogénito Andy López Beltrán, potenció los movimientos casi autónomos de los pre-precandidatos Ricardo Monreal Ávila, Adán Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard Casaubón, apretó la decisión de la presidenta Sheinbaum de no meterse ahorita en las disputas de Morena y coincidió lo de Peña con el también regreso del también exiliado Felipe Calderón Hinojosa.

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