Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Como en la Biblia, el hombre que comió de la manzana infestó de pecado al paraíso morenista. Porque la presencia ayer de Adán Augusto López, en medio del escándalo de corrupción por haber contratado y mantenido a un secretario de seguridad que era al mismo tiempo el jefe criminal de un grupo delictivo, acaparó todos los reflectores en el Consejo Nacional de Morena y terminó esparciendo entre los consejeros del partido gobernante, la sensación de que tienen un partido confrontado y dividido, a pesar de los reiterados llamados a la unidad.
Porque por más que ha intentado deslindarse y fijó su posición en un escueto comunicado, con el que rompió más de dos semanas de silencio, el exgobernador de Tabasco y actual coordinador de la bancada oficialista en el Senado, es ahora un político tocado y señalado. No sólo por las investigaciones judiciales en México, que ya libraron orden de aprehensión en contra de su amigo cercano y exsecretario de Seguridad estatal, Hernán Bermúdez Requena, sino también por las autoridades del Departamento de Justicia, de donde provino la presión y la petición al gobierno mexicano para que se procesara al exjefe policiaco que fuera al mismo tiempo líder del grupo criminal de "La Barredora", vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Porque fue desde Washington donde presionaron para que el gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum dejaran de frenar el proceso judicial en contra del prófugo Bermúdez Requena y procedieran a librarle la orden de aprehensión cuando, casualmente, ya se había fugado del país desde febrero pasado para refugiarse, hasta donde se sabe, en Brasil. La petición fue parte de las listas de narcotraficantes y políticos vinculados al narco que le está exigiendo el gobierno de Donald Trump a las autoridades mexicanas.
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