Arturo Damm Arnal - La Razón de México
¿Qué deben hacer los economistas? es, además de una pregunta muy pertinente, de cuya respuesta correcta depende la posibilidad de un mayor bienestar para más gente, fin último de la economía, el título de uno de los libros de James M. Buchanan (1919 – 2013), premio Nobel de Economía (1985), otorgado “por su desarrollo de las bases contractuales y constitucionales de la teoría de la toma de decisiones económicas y políticas”, libro que es una colección de ensayos, el primero de los cuales se titula, precisamente, ¿What Should Economists Do? (Liberty Press, 1979).
No voy a centrar la atención en la respuesta de Buchanan a la pregunta, sino en la respuesta que, sin haberse hecho la pregunta tal cual, ¿qué deben hacer los economistas?, dio Adam Smith (1723 – 1790), al inicio del libro IV de su obra Una investigación acerca de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (1776), cuyo título (el del libro IV), es De los sistemas de economía política, en el cual leemos lo siguiente: “La economía política, considerada como una rama de la ciencia del hombre de estado o legislador, se plantea dos objetivos distintos: en primer lugar, conseguir un ingreso suficiente o una subsistencia abundante para el pueblo, o más precisamente, que el pueblo pueda conseguir ese ingreso o esa subsistencia por sí mismo; y en segundo lugar, proporcionar al estado o comunidad un ingreso suficiente para pagar los servicios públicos”. Lo primero tiene que ver con la generación personal de ingreso por medio del trabajo, lo segundo con el cobro de impuestos, que presupone lo primero: la generación personal de ingreso por medio del trabajo.
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