Opinión de Raúl Rodríguez - El Universal Online
De tal tamaño es la actual crisis en la relación México-Estados Unidos que en los doce días que según las fantasías de Trump duró la guerra entre Israel e Irán gracias a las gestiones con las que ahora se siente aspirante al premio Nobel de la Paz, nuestro país ha pasado de un narcoestado plagado de organizaciones terroristas a un adversario integrante del “eje del mal”.
Fue la fiscal general estadounidense, Pamela Bondi, quien lo declaró así el pasado miércoles 25 de junio: “… no nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos seguro, no solo de Irán, sino también de Rusia, China y México, de cualquier adversario extranjero…”.
Pasada de momento la preocupación por un enfrentamiento nuclear en el Medio Oriente (guerra ancestral en la que los misiles callaron por ahora, pero que sigue y seguirá por muchos otros medios), la Casa Blanca de Trump volvió sus ojos a México y dijo que ya no es más un aliado, sino un adversario.
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