Mario Maldonado - Sonora Presente
En medio de protestas de inmigrantes, conflictos comerciales y la amenaza de una guerra militar, Estados Unidos se declaró esta semana listo para recibir la Copa de la FIFA en julio del próximo año, mientras que en México aún existen varios pendientes que resolver, sobre todo en materia de infraestructura. Los gobiernos federal y el de la Ciudad de México trabajan a marchas forzadas para recibir el evento en las mejores condiciones, aunque los tiempos comienzan a comprometer los alcances de los proyectos.
Sin importar que las prioridades del presidente Donald Trump se han centrado en elevar el tono del discurso contra los inconformes por sus nuevas medidas migratorias y contra el gobierno de Irán, en Estados Unidos se echó a andar de manera exitosa el proyecto del presidente de FIFA, Gianni Infantino, muy amigo de Trump: el Mundial de Clubes, con entradas en los estadios que rondan los 50 mil aficionados. Esto garantiza que se llegará al objetivo de derrama económica de 9 mil 600 millones de dólares para el país sede y de casi 21 mil millones para el organismo rector del futbol internacional.
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