Por: Arturo Damm Arnal - La Razón de México
En los anteriores Pesos y Contrapesos vimos algunas muestras de la falta de respeto al derecho de propiedad, desde la intención de director del Infonavit para legalizar la injusticia, hasta el lugar que ocupa la propiedad en la Declaración Universal de los Derechos Humando, de 1948, en comparación con el que se le dio en la Declaración de los Derecho del Hombre y del Ciudadano, de 1789, derecho de propiedad que debe estar plenamente reconocido, puntualmente definido y jurídicamente garantizado, algo que en México no sucede, lo cual es propio del Estado de chueco, antítesis del Estado de Derecho. Y eso, Estado de chueco, es lo que padecemos en México.
Otro ejemplo de la falta de respeto al derecho de propiedad lo tenemos en el artículo 28 de la Constitución, en cuyo primer párrafo leemos que “en los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios”, con lo cual, de entrada, estoy de acuerdo, pero no de salida, porque la Constitución no distingue entre los distintos tipos de monopolio que puede haber, no debiendo prohibirse el monopolio privado por competitividad, la empresa que limpiamente, sin ninguna ayuda el gobierno, en base a mayor productividad (menores costos), y mayor competitividad (menores precios), eliminó a sus competidores.
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