Carlos Ramírez - El Independiente
Como las reglas de combate en las guerras son muy estrictas, la decisión del presidente Donald Trump de atacar Irán formó parte de una estrategia política para posicionarse del dominio del mundo. Apenas Irán logró el apoyo de su parlamento para cerrar el estrecho de Ormuz y estrangular a Occidente, Trump autodeclaró la paz, se decretó ganador y sumó puntos para su intento de reelegirse por tercera ocasión en las presidenciales de noviembre de 2028.
Ahora no fue la primera ocasión. Después de perder las elecciones en 2020 y luego de empujar a la toma física y violenta del Capitolio el 6 de enero de 2021 para evitar la calificación presidencial, el principal temor de la clase política estadounidense era que el presidente derrotado usara su poder y control del balón –el portafolio presidencial con las comunicaciones para lanzar una guerra nuclear—para inventar una guerra con China.
La historia de la cuentan los periodistas Bob Woodward y Robert costa en el libro Peligro, publicado en 2021 por Rocaeditorial de Barcelona, justo después del Capitolio y de la toma de posesión del presidente Joseph Biden. La parte más interesante de ese incidente fue cuando La legisladora Nancy Pelosi, jefa de la minoría demócrata en la Cámara baja y tercera en la línea sucesoria presidencial, habló muy fuerte con el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, quien tenía la facultad de tener el control militar para evitar cualquier tipo de locuras.

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