- Lo que parece una medida técnica contra el lavado de dinero pareciera ser, en realidad, un movimiento político que se enmarca en la presión constante que Washington ejerce sobre México.
Enrique Quintana - El Financiero
El reciente anuncio del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que colocó en su ‘lista negra’ a dos bancos mexicanos y una casa de bolsa por presuntos vínculos con redes de tráfico de fentanilo, debe leerse más allá del lenguaje diplomático y legal.
Lo que parece una medida técnica contra el lavado de dinero pareciera ser, en realidad, un movimiento político que carece —hasta ahora— de evidencias sólidas, pero que se enmarca perfectamente en la lógica de presión constante que Washington ejerce sobre México.
En el comunicado de la Red de Control de Delitos Financieros dependiente del Departamento del Tesoro, se señala que las instituciones mexicanas habrían participado, directa o indirectamente, en el procesamiento de operaciones vinculadas al fentanilo.
Sin embargo, no se han hecho públicas pruebas forenses, rastreos financieros verificables, ni se ha presentado evidencia documental ante las autoridades mexicanas que sustente tales señalamientos.
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