miércoles, 8 de julio de 2009

¿RECUPERACIÓN GLOBAL O REBOTE?


Rogelio Ramírez de la O

Los signos positivos registrados en la economía global desde marzo y en particular el alza de los mercados accionarios no representan una recuperación firme.
No lo es porque: 1) el desempleo sigue aumentando, llegando en Estados Unidos a 9.5% en junio, duplicando en sólo 16 meses la tasa de 4.8%; 2) el uso de la capacidad instalada sigue bajando, así como el número de horas de trabajo; y 3) el resto del mundo no tiene capacidad para reemplazar la demanda perdida en Estados Unidos, cuando el resto del mundo lo que quiere es vender a Estados Unidos.
En China, por ejemplo, la economía que muchos analistas creen que impulsará la recuperación global, sólo 150 millones de personas son parte del consumo global —el resto de ellos no consume cosas de interés para productores de otros países—. Su ingreso de 6 mil dólares por habitante, comparado con los 45 mil dólares de los estadounidenses, no alcanza para absorber lo que se ha perdido por la recesión en el resto del mundo.
Pero es innegable que hay señales de que la caída se ha suavizado y en algunos casos, como el de la vivienda estadounidense, de un aumento de ventas entre un mes y otro. Pero aun así, la actividad de vivienda no llega a cubrir más que un tercio de lo perdido desde 2007. Por otra parte, esos rebotes son naturales después de la caída tan brutal de la economía mundial en el primer trimestre. En parte porque los recortes de consumo se han moderado, pero siguen siendo recortes. Y en parte porque hay un efecto del masivo estímulo fiscal de 787 mil millones de dólares de gastos y apoyos por la administración Obama.
Pero estos rebotes no deben confundirse con una recuperación sostenida, y no justifican el optimismo de banqueros y algunos analistas de que ya pasamos lo peor y lo que sigue es un nuevo ciclo de crecimiento.
Entonces, ¿qué sigue? En primer lugar, los problemas continúan para los bancos porque ahora registran pérdidas por tarjetas de crédito y de bienes raíces comerciales.
En segundo lugar, lo más preocupante es el aumento del desempleo. Las empresas, al reestructurarse, también aprenden a operar con menos trabajadores. Cuando lleguen a recuperar su nivel de producción anterior, tendrán menos empleos que los que tenían antes de la recesión. En Estados Unidos, la tasa de desempleo pasará a dos dígitos y en 2010 podría seguir en aumento cuando 54% de los hoy desempleados ya son considerados permanentes. Y los efectos del estímulo fiscal se agotarán gradualmente.
México tiene una madeja casi imposible de administrar, ya que se dejó que una recesión llegara a dañar la estructura. Hoy está dañada tanto la estructura de las finanzas públicas como la estructura social.
Como el gobierno tampoco tuvo éxito en diseñar reformas realmente estructurales que aseguren mayor crecimiento y empleo (que deben ser la prueba de que las reformas son buenas o no), lo único viable hoy sería concentrarse en unos cuantos temas coyunturales. Entre éstos, el desempleo es el más preocupante.
Si sigue en aumento, la pérdida ya registrada de 710 mil empleos en seis meses, sin incluir el sector informal y los no activos pero disponibles (que también aumentaron), tendrá capacidad de dañar aún más la estructura económica, causando quiebras de empresas y pérdidas a entidades financieras que prestaron a los hoy desempleados. Y aumentaría la tensión social, ahuyentando la inversión.
Quizá, si el gobierno reordena sus ideas, sopesa los instrumentos que tiene disponibles y toma acciones eficaces, logre en algo aliviar el desempleo.
rograo@gmail.com
Analista económico
Fuente: El Universal

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