miércoles, 22 de julio de 2009

MÁS DESIGUALDAD EN MÉXICO

Víctor Felipe Píz
Los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2008, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sólo confirman la severa desigualdad en la distribución del ingreso en México.
De acuerdo con la distribución del ingreso corriente total, 10 por ciento de las familias más pobres en el país obtuvo apenas 1.7 por ciento del ingreso total.
Por el contrario, 10 por ciento de los hogares más ricos concentró 36.3 por ciento del ingreso total, cuando dos años antes tenía 35.7 por ciento.
La diferencia entre un extremo -el más pobre- y el otro -el más rico- es de 21.4 veces.
Además de esa disparidad, mientras el ingreso promedio de las familias más pobres disminuyó 8 por ciento comparado con el de 2006, el de las más ricas prácticamente se mantuvo constante en términos reales.
El hecho de que la población que vive en condiciones de mayor pobreza haya visto disminuido su ingreso en 8 por ciento entre 2006 y 2008, constata que la mayor asignatura pendiente que tenemos los mexicanos es, precisamente, la desigualdad social, apuntó el senador priista Manlio Fabio Beltrones.
El crecimiento de la economía mexicana en 2007 y 2008, los dos primeros años de gobierno de Felipe Calderón, fue de 2.3 por ciento en promedio, claramente insuficiente para reducir la desigualdad en la distribución del ingreso.
"Los datos generales (de la ENIGH 2008) simplemente confirman los efectos de la desaceleración económica a finales del año pasado y su mayor impacto negativo sobre los hogares de menores recursos", comentó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
Medida por el coeficiente de Gini, la concentración de la riqueza -en términos relativos- aumentó de 0.446 por ciento en 2006 a 0.457 por ciento en 2008.
Este indicador es una medida estadística del grado de concentración del ingreso, que toma valores entre cero y uno.
Cuando el valor del Gini se acerca a uno, que es la extrema desigualdad, hay una concentración absoluta del ingreso.En cambio, cuando se acerca a cero, que es la perfecta equidad, el ingreso está equitativamente distribuido, según el INEGI.
Así, el país mantiene una elevada desigualdad en la distribución del ingreso.
Y más pobreza
Con base en los resultados de la ENIGH 2008, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó nuevas cifras sobre la evolución de la pobreza en México.
De acuerdo con ese organismo, 50.6 millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza de patrimonio, porque en ese año no contaban con un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades de salud, educación, alimentación, vivienda, vestido y transporte público, aun si dedicaran la totalidad de sus recursos económicos a satisfacer esos requerimientos.
La proporción de personas en condición de pobreza de patrimonio se incrementó de 42.6 por ciento (44.7 millones) en 2006 a 47.4 por ciento en 2008.
La misma fuente del Coneval, la ENIGH 2008, señala que hay 19.5 millones de mexicanos, 18.2 por ciento de la población, en situación de pobreza alimentaria o extrema, como se le llamaba antes.
Es considerado pobre alimentario quien tiene un ingreso insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos, incluso si lo destinara exclusivamente a ese propósito.Apenas en 2006, 14.4 millones de personas vivían en esa situación, 13.8 por ciento de la población total. Son cinco millones más en sólo dos años.
De los mexicanos en pobreza alimentaria, 7.2 millones se ubican en zonas urbanas -localidades de 15 mil o más habitantes- y 12.2 millones en rurales.
Esto indica que seis de cada diez personas en situación de pobreza alimentaria se encuentran en las áreas rurales.
La pobreza alimentaria urbana es de 10.6 por ciento de la población, pero en las áreas rurales asciende a 31.8 por ciento.
Se observa que la pobreza alimentaria es un fenómeno predominantemente rural, mientras que la de patrimonio se manifiesta en más de la mitad de los casos en las zonas urbanas.
Y más retórica
Al analizar el periodo 1992-2008, el Coneval considera que los avances y logros de los programas sociales han permitido ampliar los servicios de salud, educación, alimentación y vivienda, particularmente entre quienes más los necesitan.
No obstante, la pobreza por ingresos sigue siendo elevada en México y, en los dos últimos años, aumentó debido al entorno económico adverso en los planos internacional y nacional.
Por eso, "el incremento en la incidencia y el número de personas pobres deberá ser un elemento de particular atención en la evaluación de las políticas públicas de desarrollo social de los tres órdenes de gobierno", advierte.
En respuesta, el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, dijo que las políticas aplicadas por el gobierno federal mitigaron el efecto que la problemática alimentaria y la crisis económica tuvieron entre las familias más pobres.
Afirmó que el aumento en el número de hogares en pobreza se debió a la crisis alimentaria internacional, que incrementó el precio de la comida durante 2008 en todo el mundo y en donde México no fue la excepción.
Cordero deslindó así a la política social del repunte de la pobreza en el país, que -según él- está asociado al encarecimiento de los alimentos que conforman la canasta básica y que consumen las familias más pobres.
El incremento significativo de la desigualdad social en los últimos años exige acuerdos en torno a una nueva política social, indicó Beltrones, al alertar que la iniquidad amplía la brecha que divide a los mexicanos y, sin duda, pone en riesgo la cohesión y estabilidad.
Ante esta realidad, tanto autoridades gubernamentales como legisladores no deben ignorar que la desigualdad crea ciclos de opulencia y miseria, que se refuerzan mutuamente y se transmiten de una generación a otra.
Fuente: El Financiero

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